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domingo, 19 de septiembre de 2010

El manuscrito de piedra de Luis García Jambrina

A finales del siglo XV, Fernando de Rojas, estudiante de Leyes en la Universidad de Salamanca y futuro autor de La Celestina, deberá investigar el asesinato de un catedrático de Teología. Así comienza una compleja trama en la que se entremezclan la situación de los judíos y conversos, las pasiones desatadas, las doctrinas heterodoxas, el emergente Humanismo, la Salamanca oculta y subterránea y la Historia y la leyenda de una ciudad fascinante en una época de gran agitación y cambio.
Es ésta una obra histórica pero que, a su vez, se nutre de elementos de otros géneros (policíaco, misterio, intriga...). Nos presenta a un joven Fernando de rojas un año antes de que éste escribiera La Celestina. Y aprovecha toda la intriga de la obra para ofrecernos una curiosa y audaz versión acerca de los orígenes de esta famosa Tragicomedia.
Los capítulos son cortos, así que son fáciles de leer. Y los personajes son un fiel reflejo de la sociedad de la época: estudiantes, profesores, reyes, rameras y, como no, el clero.
A través de la novela descubrimos cómo era la Salamanca de fines del siglo XV. Una de las cosas que mejor describe el autor es la vida estudiantil de la época: cómo funcionaban  los colegios mayores,  sus normas, sus formas de vestir, cómo eran las clases...
También es acertado el modo en que el escritor nos describe cómo influía la religión en la vida cotidiana de la gente. Así, vemos las severas condiciones de vida de los conversos, y también vemos el constante acoso de la Inquisición hacía los judios que aún quedaban en España.
Y no me extiendo más. Me ha gustado mucho esta obra porque al mismo tiempo que ha sido ingeniosa en la resolución del crimen (introduciéndonos en esa otra Salamanca medieval un tanto "mágica"), me ha hecho aprender muchas cosas de un período que siempre me ha llamado mucho la atención.

domingo, 5 de septiembre de 2010

DIOS VUELVE EN UN HARLEY, de JOAN BRADY

Con treinta y siete años y una figura que no se ajusta a los cánones de belleza, Christine tiene pocas esperanzas de encontrar al hombre con quien compartir su futuro. Lo que no sabe es que Dios ha vuelto a la tierra para entregarle unas simples reglas de vida, acordes con nuestro tiempo, que harán de ella una mujer distinta y libre. Aunque vista chupa de cuero y cabalgue una Harley Davidson, descubrimos lo que siempre habíamos sospechado: la felicidad empieza y acaba en nosotros mismos.

Libro que no conocía y que una amiga me recomendó hace poco. Y en esas visitas que una hace a menudo a la biblioteca encontré. Lo empecé ese día y esa misma noche lo terminé. El libro es cortito, así que mucho mérito no tiene. Pero sí es verdad que me enganchó. Con un lenguaje sencillo, la autora nos va dictando unas normas para ser un poco más felices. Algunas de éstas son las siguientes, que las pongo porque me han gustado y son de esas frases que una debería poner en la puerta del frigorífico, para recordarlas todos los días:

- Vive cada momento de tu vida, pues todos son preciosos y no debes malgastarlos.
- No levantes muros, aprende a traspasarlos.