Las lecturas de Marta: El saltamontes verde y El aprendiz de Ana María Matute

Inauguro sección en el blog. Una sección en la que los protagonistas serán los libros que lee mi hija y en la que rescataré muchas de las reseñas que hice en el otro blog que dedicaba a sus lecturas. La empiezo precisamente con una de ellas. Una de nuestras lecturas durante estas últimas navidades.

El saltamontes verde
Ana María Matute
Editorial Destino, 2013

"Una vez existió un muchacho llamado Yungo. Vivía en una granja muy grande, cercana a los bosques. La granja muy grande, cercana a los bosques. La granja estaba llena de muchachos de todas las edades, los unos hijos de los granjeros, los otros de los criados. A primera vista, Yungo parecía un niño como los demás, pero los muchachos dejaban pronto de jugar con él, y las gentes no solían hablarle ni pedirle nunca nada. Y es que Yungo no tenía voz."

 Pero Yungo no era mudo, él sabía que su voz estaba en algún sitio, sabía que alguien se la había robado. Y un día, como por arte de magia, mientras pensaba en cómo recuperarla, dibujó en una hoja de su cuaderno una isla muy bonita, rodeada de mar y pájaros, y pensó: "Aquí estará escondida mi voz". Esa misma tarde, Yungo emprendió su viaje hacia el Hermoso País en busca de las palabras, para convertirse en un niño como los demás pero encontró algo más importante, mucho más importante...

El aprendiz
Ana María Matute
Editorial Destino, 2013

«Existió una vez un pueblo de gente sencilla, donde cada cual vivía de su trabajo. Pero aquel pueblo pertenecía a un país que sufrió guerra y sequía, y llegó para ellos un tiempo malo y miserable. Por aquellos días llegó al pueblo un viejo con dos burros cargados de mercancías y víveres. Empezó a hacer préstamos de dinero, herramientas, enseres e incluso comida.»

Me apunté el año pasado a la lectura homenaje a Ana María Matute propuesta por Hojas de Alisio, Juntando más letras y El universo de los libros. Y cuando me apunté tenía en mente disfrutar de los cuentos que para los más pequeños escribió esta gran autora. Cuentos que aún no había leído y que quería descubrir y disfrutar con mi hija. Y por fin hemos empezado a hacerlo. Con estos dos cuentos que son dos auténticas preciosidades. Cuentos que están dirigidos al pequeño lector, pero también al adulto. Porque los niños se quedan con la historia en sí y con la maravillosa prosa de Matute, pero los menos niños nos quedamos con las grandísimas reflexiones que la autora nos regala en cada historia y con sus mágicas metáforas, sus juegos de palabras, su serena elegancia a la hora de contar las cosas. 

Maravillosos estos dos cuentos, desde el principio hasta el final. Dos historias que nos van a costar abandonar, que no vamos a querer soltar hasta llegar al punto y final. Porque Matute consigue, desde la primera palabra, que nos metamos de lleno en la historia. Consigue que sintamos todos los sentimientos, todas las emociones que sienten sus personajes. Que los acompañemos en sus búsquedas, en sus avances, en sus luchas, en sus cambios, en sus progresos... Que valoremos todo lo bueno que nos da la vida. Que apreciemos lo que realmente debemos apreciar y no sólo nos preocupemos por lo que no tenemos. Todo un canto a la amistad, a la solidaridad, a la generosidad... 

Absolutamente recomendables.