Leemos el Quijote: Capítulo I

Cuántos recuerdos me ha despertado empezar a leer esta obra. La primera vez que la leí fue en tiempos de facultad, en lo que se podía llamar una lectura conjunta. Porque todos leíamos la obra a la vez para luego ir analizándola en clase. Y recuerdo muchas de las cosas que ahí discutíamos y que luego explicaba mejor la profesora. 

En este primer capítulo Cervantes nos presenta a Alonso Quijano. Aunque no está muy seguro de su apellido. Poca importancia le da con este gesto. Lo convierte casi en un personaje anónimo. Puede ser cualquier hidalgo de mediana edad con algo de hacienda que lleva una vida vegetativa y mantiene la apariencia de clase social que se impone en la época. En estas primeras líneas, aún no existe Don Quijote. En estas primeras líneas nace don Quijote. Cervantes sigue, punto por punto, el modelo del Amadís de Gaula, el que considera el mejor libro de caballerías. Pero eso sí, don Quijote no nace en el momento de ser engendrado en un lugar convencional y significativo, ni tiene unos padres convencionales y significativos, como sucede con Amadís. No cumple el mito según el cual, el bebé, por el lugar en que nace y por los padres que tiene, está predestinado a ser un héroe. Cervantes crea un nacimiento artificial. El personaje nace porque un hidalgo anónimo, entradísimo en años, decide, en un acto de libertad, en un acto voluntario y gratuito, ser un caballero andante. 

Es curioso ver también como Alonso Quijano se construye las armas, escoge su caballo y tarda cuatro días en ponerle nombre, se pone nombre a sí mismo tardando ocho días en hacerlo y, por último, piensa en quién será su dama para luego, también, ponerle nombre. Que Aldonza Lorenzo no sonaba muy bien... Parece una manera normal de dibujar a un personaje, pero no lo es. Cervantes está rompiendo con el modelo tradicional que imperaba hasta esos momentos. No es el escritor quien configura al héroe, que es lo que sucede en las novelas de caballerías, sino que es el propio hidalgo, el propio personaje,  quien lo hace.

Me ha gustado... No, mejor dicho, he disfrutado enormemente de nuevo siendo testigo del nacimiento de don Quijote. Me ha sabido a poco este primer capitulo... ¡Quiero más!