Las mujeres paren para alimentar una selva que no las deja salir, que tiene un hambre infinita. Sentimiento de maternidad no hay. Las mujeres paren únicamente para sobrevivir. En el momento en que ya no pueden procrear, ya no sirven. La atmósfera, a medida que avanzamos en la lectura, es más asfixiante, más incómoda, desasosegante... Pero tiene algo que hace que no puedas dejar la lectura.
Han sido raras mis sensaciones con esta novela. A medida que iba leyéndola, sentía rechazo ante tanta crueldad pero, sobre todo, ante el lenguaje bastante ordinario empleado por la autora. No es mi estilo. No estoy cómoda ante ciertas expresiones vulgares. Pero también pienso que la autora lo hace adrede. Porque sabe que nos va a causar a muchos esa sensación de incomodidad. Pero una vez terminada, tengo que admitir que es una historia que se ha quedado rondando en mi cabeza durante mucho tiempo. Y aún sigue ahí. Me va a costar olvidarla.
Pilar Alcina
Punto Rojo, 2013
Dos vidas diferentes se entrecruzan en una pequeña ciudad, al borde del mar. Una mujer joven, con una vida como la de otras tantas de su generación. se encuentra una tarde con otra mujer mucho mayor que ella, con una vida extraordinaria a sus espaldas y un pasado marcado por dos personajes fascinantes, y nace entre ellas una profunda amistad. A partir de este encuentro, Viki se verá inmersa en un mundo complicado, inesperado, que incluso se acerca a veces a la delincuencia, rodeado de inquietud y misterio. Una historia de amistad y de intriga. Un libro que guarda entre sus páginas el sentido del humor más tierno y conmovedor.
Esta es una novela fácil de leer, pero la verdad es que no he terminado de disfrutarla. ¿Qué me ha fallado? Creo que sus personajes, que no he terminado de sentirlos reales, creíbles. Me han resultado un tanto planos y me ha costado empatizar con ellos y, a raíz de ello, meterme en la historia. Me ha chocado mucho el personaje de Pilar, por la relación de dependencia que tenía, primero con su padre, luego con su marido. Parece que por sí sola no era capaz de tomar las riendas de su vida.
Lo que sí me ha gustado es la intención de la autora de hacer un bonito homenaje a nuestros mayores, invitándonos a escucharlos, a que nos cuenten sus historias, sus experiencias, a pasar tiempo con ellos.

