
Paul Auster,
Trad: Mª Eugenia Ciocchini
Anagrama, 2013
Una mañana de enero de 1979, el escritor se enteró de que su padre había muerto. Y comenzó a escribir La invención de la soledad, que, como él dice, fue el comienzo de todo. Entre la memoria, el ajuste de cuentas y la investigación de la «novela familiar», esta obra germinal de todo el edificio literario austeriano se divide en dos partes. En «Retrato de un hombre invisible» se nos descubre el misterio de un asesinato ocurrido en la familia sesenta años antes, un episodio que permite sospechar las claves del frío carácter del padre muerto. En «El libro de la memoria» Auster encadena la reflexión acerca de su papel de hijo con su propia paternidad y la soledad (¿orfandad?) del escritor.
Dividida en dos partes, la primera, Retrato de un hombre invisible, está dedicada a su padre, recientemente fallecido. Y recuerda su fría relación con él. La fría relación que su padre mantenía con todos. Y va más atrás, recordando hechos del pasado, secretos familiares que podrían justificar ese comportamiento de su padre. Esa soledad en la que vivía, que perseguía, ese afán suyo por pasar desapercibido, de ser invisible para todos.
La segunda parte titulada Libro de la Memoria trata, sobre todo, de la relación que Auster mantiene con su hijo, que en ese momento tenía tres años. Y también habla de la soledad que siente como escritor, de esa soledad que para él es necesaria a la hora de escribir, que también persigue.
Sentimientos contradictorios tengo con esta obra de Auster. Muy bien escrito, como es habitual en el autor, tiene momentos brillantes con grandes reflexiones, pero tiene otros (muchos) que resultan aburridos y que hace que te cueste avanzar. No es la mejor obra de Auster, al menos para mi gusto. No siempre se puede ser brillante.
El Rey
Sandrone Dazieri
Trad: Francisco Javier González Rovira
Alfaguara, 2019
La última y esperadísima entrega del gran autor del spaghetti crime: Sandrone Dazieri. Una estrella de la novela negra europea junto a Lemaitre y Dicker. Después de una terrible tormenta de nieve la exsubcomisaria Colomba Caselli encuentra en un su trastero a Tommy, un chico autista muerto de frío y en estado de shock, embadurnado de sangre, pero sin ninguna herida. Hace ya un año y medio que Colomba no es policía y pasa las horas intentando recuperarse del día en que el hombre sin nombre estuvo a punto de matarla y del secuestro de Dante Torre, algo así como su alma gemela. Pronto descubre que Tommy es el único superviviente del asesinato de sus padres, y también, para la policía, el principal sospechoso. El maestro del thriller italiano se supera a sí mismo en esta entrega extraordinaria de la mejor pareja de investigadores de la novela negra actual, encadenando sin respiro los capítulos hasta el electrizante final.
Tremendamente adictiva, como las anteriores novelas de esta trilogía. Y aún así me ha decepcionado un poco. Y es que, me parece, que se la ha ido un poco la olla. Demasiado rizar el rizo. Nos encontramos ya con situaciones que cuesta creer, demasiado rocambolescas. Demasiadas muertes, demasiadas coincidencias, demasiado sufrimiento... ¡Un respiro para Colomba y Dante, por favor!
Y es que lo mejor sigue siendo la pareja protagonista, a la que el autor maltrata sin piedad. Dos personajes a los que es difícil no coger cariño desde la primera novela, perfectamente desarrollados. Y por ellos nos resulta imposible abandonar la novela. Porque necesitamos saber cómo va a acabar todo para ellos. Porque resulta imposible no temer lo peor. La tensión y la incertidumbre se respira página tras página.
Lo que sí espero es que el autor no quiera seguir explotando a estos personajes, porque creo que ya no dan más de sí. Más sufrimiento es ya imposible.