Dueña de un singular temperamento desde su complicada infancia de huérfana, primero a cargo de una tía poco cariñosa y después en la escuela Lowood, Jane Eyre logra el puesto de institutriz en Thornfield Hall para educar a la hija de su atrabiliario y peculiar dueño, el señor Rochester. Poco a poco, el amor irá tejiendo su red entre ellos, pero la casa y la vida de Rochester guardan un estremecedor y terrible misterio.
Pues cuarta vez que leo Jane Eyre. En esta ocasión porque fue la lectura elegida en el mes de octubre para el club de lectura. Y no me ha pesado nada volverla a leer. Creo que con cada lectura la disfruto más y apreció aún más la calidad de esta obra. Y al compartir impresiones, incluso descubro nuevos detalles que me sorprenden.
Para mí no es la historia de amor lo más destacable de esta novela. Son sus personajes, tan imperfectos, tan testarudos, que no nos cuesta nada creerlos, quererlos, incluso odiarlos en algunos momentos. A través de Jane Eyre, la autora nos muestra cómo era la vida de la mujer victoriana. Aunque este personaje se revela, desde el principio, como una mujer independiente, autosuficiente, totalmente adelantada a su época. Una mujer con carácter que demuestra, a lo largo de la novela, que puede sobrevivir bastante bien sola. Una mujer fuerte, con un alto sentido de la justicia, creyente...
Por otro lado tenemos a Rochester. Un personaje que ni es guapo, ni hace gala de un comportamiento galante para conquistar a Jane. Los diálogos entre ellos son brillantes y es la mejor parte de la novela. A ambos le atrae del otro esa capacidad para poder conversar, para compartir pensamientos, sentimientos, opiniones, aunque sean diferentes. Ambos buscan a alguien con quien compartir su vida, sin sacrificar la independencia.
En definitiva, un clásico que no hay que dejar pasar y que se disfruta plenamente cada vez que lo lees.
Ancho mar de los Sargazos
Jean Rhys
Trad: Andrés Bosh
Anagrama, 2006
Tras largos años de silencio y olvido después de haber publicado, en el período que va de 1927 a 1939, cinco libros escritos «con una sensibilidad demasiado adelantada a su época», Jean Rhys reapareció en 1966 en la escena literaria inglesa con "Ancho mar de los Sargazos", que muchos críticos consideran su obra maestra. Espléndido ejercicio de «literatura en la literatura» pero también mucho más que eso, una novela de vastas resonancias, cuenta la historia de Antoinette Cosway, la primera señora de Rochester (el enigmático personaje de la novela Jane Eyre de Charlotte Brontë), la esposa loca que vivió encerrada en la buhardilla de Thornfield Hall y se suicidó en el incendio que ella misma provocara. Pero Antoinette Cosway no es de ninguna manera una mera continuación del personaje esbozado por Charlotte Brontë, ni Ancho mar de los Sargazos un pastiche ingenioso de Jane Eyre, sino que la decadente heredera antillana se convierte, gracias a la impecable escritura y la imaginación de Jean Rhys, en uno de los personajes femeninos más desgarrados y fascinantes de la literatura del siglo xx.

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