Un pequeño castillo de caza en Hungría, al pie de los Cárpatos donde alguna vez se celebraron elegantes veladas y cuyos salones decorados al estilo francés se llenaban de la música de Chopin, ha cambiado radicalmente de aspecto. El esplendor de antaño ya no existe, todo anuncia el final de una época. Dos hombres mayores, que de jóvenes habían sido amigos inseparables, se citan a cenar tras cuarenta años sin verse. Uno ha pasado mucho tiempo en Extremo Oriente, el otro, en cambio, ha permanecido en su propiedad. Pero ambos han vivido a la espera de este momento, pues entre ellos se interpone un secreto de una fuerza singular. Todo converge en un duelo sin armas, aunque tal vez mucho más cruel, cuyo punto en común es el recuerdo imborrable de una mujer.
Perfecto. Esta es la palabra que mejor define este libro. Desde la primera página hasta la última: perfecto. Es, en mi opinión, una pequeña obra maestra.
El autor se sirve de la novela para hacer un alegato a favor de la amistad. Las reflexiones que hace sobre ella son magníficas:
" Las relaciones basadas en la simpatía que he visto nacer y desarrollarse entre los seres humanos han terminado ahogándose invariablemente en los cenagales de la egolatría y de la vanidad. El compañerismo y la camaradería adquieren en ocasiones el aspecto de la amistad. Los intereses en común pueden producir situaciones humanas que se parecen a la amistad. También la soledad hace que las personas se refugien en relaciones más íntimas: al final se arrepienten, aunque al principio crean que esa intimidad es ya una forma de amistad."
"Al igual que el enamorado, el amigo no espera ninguna recompensa por sus sentimientos".
"¿Qué valor tiene una amistad si sólo amamos en la otra persona sus virtudes, su fidelidad, su firmeza? ¿Qué valor tiene cualquier amor que busca una recompensa? ¿No sería obligatorio aceptar al amigo desleal de la misma manera que aceptados al abnegado y fiel?"
A través de todas estas reflexiones, no sólo de la amistad sino de la vida en general, Márai hace una descripción sublime de la naturaleza humana.
Al leer la sinopsis de la obra parece que nos vamos a encontrar con el diálogo que van a mantener los dos protagonistas, Henrik y Konrad, pero realmente lo que encontramos es un monólogo. Es Henrik quien realmente habla mientras que Konrad sólo escucha, atento, con gestos de asombro o pesadumbre, según lo que Henrik esté diciendo. A veces habla, pero sus frases suelen ser cortas, casi monosilábicas. Es Henrik quien quiere saber la verdad, quien exige a Konrad que le diga cuál es su verdad. Porque fue Konrad quien huyó, huyó de un mundo que creyó él, no le pertenecía: porque eligió la vidad militar porque ese era el deseo de sus padres, porque su amor era la música y no podía dedicarse a ella, porque estaba enamorado de la mujer de su mejor amigo,... El sentimiento de culpabilidad también está presente en la obra, como podemos ver.
Al estar la mayor parte del tiempo el protagonista hablando, nos encontramos con un relato en primera persona que parece estar dirigido a nosotros. Esto hace que sus palabras, sus reflexiones, nos impacten más. Es el relato de Henrik el que lleva todo el peso de la historia, pero, sorprendentemente, el desenlace de la historia, depende de la respuesta de Konrad. Henrik nos va contando la historia, de forma lenta, pausada, desde el principio, dándonos todos los datos para que nosotros también valoremos. Para que nosotros también opinemos cuándo haga la pregunta final. Pero cuando este momento llega, la verdad es que ya lo que Konrad vaya a contestar no nos importa. Ni siquiera importa lo que nosotros pensemos. Ya Márai nos ha ofrecido páginas y páginas llenas de maravillosas reflexiones, ya él mismo ha dado su propia respuesta. Ya, todo lo demás, qué importa.
Para terminar, una última reflexión de esta genial obra:
"La vida se vuelve casi interesante cuando ya has aprendido las mentiras de los demás, y empiezas a disfrutar observándolos, viendo que siempre dicen otra cosa de lo que piensan, de lo que quieren en verdad... Sí, un día llega la aceptación de la verdad, y eso significa la vejez y la muerte."
Vayaaa me ha encantado tu reseñaa!! Enhorabuenaa =)
ResponderEliminarLeyéndote me haz transmitido tu entusiasmo, además los párrafos que colocas son tremendamente sugestivos, tengo a Márai y si leo un libro de él empezaré por el que mencionas, pero primero tengo que acabar lo que tengo empezado. Se ve que eres una lectora apasionada tanto que contagias tu satisfacción. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
Pues sí, a mí también me ha gustado mucho la reseña =)
ResponderEliminarGracias a los tres por vuestros comentarios. Se nota que me ha gustado el libro, ¿no? Y es que además es de esos libros que he empezado a leer sin saber nada de él. Entonces ha supuesto para mí un sorpresón, un auténtico descubrimiento.
ResponderEliminarBesotes!!!
Un gran autor y un gran libro. Hace sólo un mes que lo leí y todavía reflexiono sobre su contenido.
ResponderEliminarUn abrazo
Y me lo creo totalmente Blanca, porque es que estoy leyéndome otro libro pero aún no logro concentrarme en él sin pensar en éste. Es de esos libros que no se olvidan.
ResponderEliminarBesotes!!!
tengo qie estrenarme con Marai, creo que me va a gustar y además mucho ;) Un abrazo
ResponderEliminarNO es la primera reseña que leo de este libro y ya me esta picando y mucho la curiosidad, sera cuestión de saciarla...
ResponderEliminarCarol, viendo tus lecturas, creo que a ti esta novela te tiene que encantar. Es una auténtica delicia.
ResponderEliminarCarmina, sacia tu curiosidad que pienso que no te arrepentirás. Yo he disfrutado cada palabra que he leído.
Besotes!!!
Un saludo y muchas gracias por pasar.
ResponderEliminarNos vemos
:)
pues mira no me he estrenado con este autor así que a la saca!!! apuntado queda
ResponderEliminarbesos
Espero que te guste cuando lo leas, Sonia. Es un grandísimo escritor.
ResponderEliminarBesotes!!!
Como bien dices Margari, perfecto, una gran libro, muy bien escrito y de esos que no se olvidan, ¿verdad?
ResponderEliminarUn abrazo.
De los que no se olvidan y merecen una relectura, Matilda.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me encanta, Márai. Lo descubrí hace años y es una delicia. En cierto modo lo comparo con Zweig, al que he empezado a conocer y adorar hace bien poco tiempo... Márai es, de todas formas, más duro y ácido
ResponderEliminarUn beso,
Yo lo acabo de descubrir, Carmen y desde luego pienso repetir. Es verdad que es Márai más duro y ácido que Zweig, pero todas y cada una de sus palabras encierran tanto...
ResponderEliminarBesotes!!!
Creo, por tu reseña, y la colección de citas que nos traes, que es un libro de esos que me va a encantar. Lo apunto ya.
ResponderEliminarMe ha venido a la mente una cita de Zweig, que dice más o menos así:
La personas se pasan todo el tiempo fingiendo lo que no son, y escondiendo lo que son.
La cita me dan ganas de reír, porque si somos así, resultamos muy cómicos.
Un abrazo
Es un libro magnífico, Icíar, pruébalo, que no te arrepentirás. Y muy buena esa cita de Zweig. La verdad es sque es una buena definición para muchas personas que conozco.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola Margari lo primero darte las gracias por tu comentario en mi blog y que me alegro de que te haya gustado.
ResponderEliminarLo segundo decirte que te escribo en esta entrada porque Sandor Marai es de mis autores preferidos. Lo descubrí por casulidad en algún foro sobre libros.
Este en concreto no lo he leído pero todo lo suyo está en mi lista de pendientes.
Yo me he leído de Marai:
"La herencia de Eszter", "La hermana" y "La mujer justa", este último lo tengo entero subrayado por la riqueza de sus frases y sus ideas, te los recomiendo todos y especialmente este último.
Te enlazo en mi blog.
Un saludo y enhorabuena por el tuyo.
Gracias a ti también. Y me apunto todos los libros que citas de Marai. Y si lo encuentro, creo que voy a empezar por el que me recomiendas, La mujer justa. Y me compraré un buen surtido de lápices, para subrayar.
ResponderEliminarBesotes!!!