Fue la reseña que Carmen hizo en su blog la que me animara a leer este libro. Y cuando lo descubrí en la estantería de la biblioteca no pude resistirme y acudió conmigo a casa. Lo leí en un suspiro. Pero la reseña me ha costado mucho hacerla. Creo que he tardado más en esto último que en la lectura del libro.
Es la segunda novela que leo de esta autora, y, aunque Juntos, nada más, durante su lectura, la disfruté más, este libro se me ha metido en la cabeza de modo más insistente. Y aunque hace ya dos semanas que lo leí, sigo pensando en él, en sus personajes, en sus reflexiones...
En esta novela asistimos al conmovedor diálogo entre una joven madre, Chloé, abandonada por su marido, y su suegro, Pierre, quien pretende ayudarla. Y no es que quiera quitarle la razón a su hijo. Más bien al contrario. Parece, con su historia, querer decirle, que, de entre todos los finales, ese es el mejor final posible. Es una novela triste, conmovedora, con grandes frases, con grandes fragmentos, que se te quedan en la memoria y vuelven continuamente, buscando la respuesta acertada a la pregunta que plantea.
Pierre se ha mostrado hasta ahora siempre como una persona seria, huraña, poco inclinado a demostrar sus sentimientos a nadie. Ni siquiera con su mujer y sus hijos. Pero para ayudar a Chloé a superar su separación, no dudará en mostrarse tal y como es. Y le contará una historia que la sorprenderá, porque de ningún modo ella se imaginaba que Pierre tuviera esa capacidad de amar. Ni tampoco podía imaginar que pudiera ser querido del mismo modo. El único problema es que ese amor no es el que comparte con su mujer. Sino con otra mujer a la que conoció cuando estaba casado. Y a la que tuvo que decir finalmente "no", porque no tuvo el valor necesario para romper con todo, para renunciar a la estabilidad que su mujer le daba, la comodidad en la que vivía... Y porque su propia esposa se lo pidió, aún sabiendo que él no la amaba. Pero los convencionalismos, la apariencia, el "qué dirán", era más importante para ella que saber que su marido quería a otra. Así que ambos decidieron seguir con su matrimonio, aunque el amor no estuviera ya presente en ellos.
Son muchas las preguntas que se plantean en esta novela: ¿Se puede llegar a pedir a alguien que siga a tu lado sabiendo que no te ama? ¿Se es egoísta si uno decide marcharse con quien realmente ama, aunque para ello sacrifique a su pareja y a sus hijos? ¿Mereció la pena seguir con el matrimonio?
Esas son las preguntas que Pierre quiere que Chloé se plantee. Quiere que deje de pensar en su hijo. Que aún tiene una vida por delante. Que la decisión que su hijo ha tomado es la que él, por cobardía, no supo tomar en su momento. Que sólo es el final de una etapa y el comienzo de otra. Que vuelva a sacar su espíritu de luchadora, porque son muchas las oportunidades que todavía la vida tiene que ofrecerle.
"Siempre se habla de la tristeza de los que se quedan, pero, ¿has pensado alguna vez en la de los que se van? [...] La tristeza de aquellos por los que llega el dolor...A los que se quedan, se les compadece, se les consuela ¿Pero a los que se van? [...] El valor de los que se miran al espejo una mañana y articulan claramente estas palabras para sí mismos "¿Tengo derecho a equivocarme? Solo estas palabras...El valor de mirar a su vida cara a cara, de no ver en ella nada correcto, nada armonioso. El valor de destrozarlo todo, de arrasarlo todo por ...¿por puro egoismo?¿por un puro egoismo? No, no es eso....Entonces ¿que es?¿instinto de supervivencia?¿lucidez?¿miedo a la muerte? El valor de enfrentarse. Al menos una vez en la vida. de enfrentarse a uno mismo. A uno mismo nada más. Por fin"