Y llegó el último día del año. Y fiel a la costumbre de los últimos años, hago mi balance lector y me sorprendo de la cantidad de buenas lecturas que he tenido. Es una de las buenas cosas de esta vida bloguera. Que viendo vuestras reseñas, vuestras recomendaciones, cada vez es más difícil fallar cuando elijo una lectura. Y cuesta señalar favoritas cuando acaba el año.
En este 2014 que ya nos abandona he disfrutado mucho de la novela negra y destaco sobre todo novelas como Cuestión de galones de Ricardo Bosque, El sueño eterno y Adiós, muñeca Raymond Chandler, El peligro de llamarse Nerea de Elisa Cotarelo, La emperatriz de Jade de Gregorio León, Ojos de agua de Domingo Villar, El hombre delgado de Dashiell Hammett, Tatuaje de Manuel Vázquez Montalbán, La pena máxima de Santiago Roncagliolo y Memento Mori de César Pérez Gellida.
También he disfrutado mucho del género histórico con libros como Jaque al peón de Francisco Núñez y El jardín de Dachau de Ellen Marie Wiseman. Y algún otro que voy a mencionar más tarde, pero que podemos incluir en este género u en otro.
Mención especial quiero hacer a las lecturas de autores que están empezando y están intentando hacerse un hueco en este difícil mundo. Mucho he disfrutado con sus historias, con sus personajes, con las emociones que muchos de ellos logran plasmar página tras página. Lecturas de notable y sobresaliente han sido El secreto de los cristales y Ecos del pasado de Pat Casala, Detrás del cristal de Mayte Esteban, Allí donde el viento espera de Maia Losch, Lágrimas de tequila de Cita Franco, Bajo los tilos de María José Moreno, Luz de libertad de Ismael Cruceta, Nina de Emilio Casado, Al otro lado del cristal de Juan Manuel Peñate Rodríguez, Bajo las dunas rojas de Mayra Estévez García, Maldita y La última vuelta del scaife de Mercedes Pinto, Dónde enterré a Fabiana Orquera de Cristian Perfumo, Nivaria de Óscar R. Arteaga, Los colores de una vida gris de Pilar Muñoz Álamo, Un hotel en ninguna parte de Mónica Gutiérrez, Claroscuros de Liliana Galvanny, Andrajos de Alicia Ordiz, Incapaz de Ivan García, Bobo de Antonio Lagares y Enlazando el destino de Claudia Cardozo.
He visto que muchos hacéis una lista con las mejores obras del año. A mí me cuesta, porque como ya he dicho, son muchas las novelas que he disfrutado este año. Pero voy a intentarlo. Aunque para no repetir, no voy a poner en este listado las que ya he citado antes. Aunque muchas de ellas podrían estar. ¿Y por qué éstas y no otras? Porque son las que me han llegado, las que me han tocado y hundido, las que se han ido haciendo un hueco poquito a poquito y se resisten a abandonarme...
Y os voy a quitar la emoción desde ya y os voy a decir primero cuál es la que ha conseguido la medalla de oro: Los miserables de Víctor Hugo. ¿Por qué? Porque empecé a leerlo creyendo que iba a encontrarme un tostón, lo reconozco. Pero quería darle una oportunidad a este clásico. Y terminé rendida a los pies del gran Víctor Hugo. Consiguió cautivarme con todos sus personajes, con las emociones con las que cada uno se movía, con la historia, lacrimógena, sí, pero narrada con tal maestría que me resultaba imposible abandonar su lectura.
La medalla de plata es compartida: Inés y la alegría y El lector de Julio Verne de Almudena Grandes. Novelas que me han enseñado mucho sobre esa España de la posguerra en la que vivieron mis abuelos. Novelas con grandes personajes que han logrado emocionarme y hacerme llorar. Unos personajes que sé que no voy a olvidar y con los que me reencontraré tarde o temprano.
Medalla de bronce... Disputada... Pero al final se lo ha llevado La nieta del señor Linh de Philippe Claudel. Inolvidable abuelo. Inolvidable esta historia de amistad, de soledad, de ternura... Inolvidable su final.
Con diplomas se quedan magníficas obras que podrían haber alcanzado medallas. Méritos tienen, y muchos. Pero ha estado muy difícil este año. Y estos diplomas van para: El secreto de Aurora Floyd de Mary Elizabeth Braddon, La impaciencia del corazón de Stefan Zweig, La carretera de Cormac McCarthy, Historia de una maestra de Josefina Aldecoa, La vida cuando era nuestra de Marian Izaguirre, Reencuentro de Fred Uhlman, La metamorfosis de Franz Kafka, El misterio de Gramercy Park de Anna Katharine Green, Secretos del arenal de Félix G. Modroño, La Santa de Mado Martínez y Platero y yo de Juan Ramón Jiménez.
El orden de los listados sólo es el orden en el que los he ido leyendo este año. No va por gustos. Me llevaría horas y horas pensando en cuál me ha gustado más y seguro que cambiaría el listado más de una vez...
Y después de todo esto, solo me queda desearos un MUY FELIZ 2015!!!