La madre de todas las ciencias
Cristina Grela
Amazon, 2021
La tranquilidad del pequeño pueblo de Servandero se ve interrumpida por la desaparición de una de sus vecinas, Eulalia Olmedo, que debe someterse a diálisis para vivir. Nacho Merlo, un periodista en paro, se traslada allí para conseguir la exclusiva del caso y, con ella, un trabajo fijo en un periódico de la capital.
Los agentes de la Guardia Civil saben que solo hay una forma de encontrar a la anciana con vida: hacerlo pronto. Y para ello será imprescindible la colaboración de un pueblo que no parece dispuesto a ayudar.
La madre de todas las ciencias es la primera novela que leo de Cristina Grela y lo empecé con miedo. Porque quería que me gustase y temía que ese deseo estropeara mi lectura. Pero no ha sido el caso, afortunadamente, y he conseguido disfrutar y mucho de esta historia.
Sí es un libro en el que vas entrando poco a poco, pero luego, a medida que vas avanzando, empieza a costarte salir de él. No puedes parar de pensar en esa anciana con parálisis renal que necesita de diálisis cada dos días y que ha desaparecido de un día para otro. Las horas aquí son vitales. Porque Eulalia, que así se llama la anciana, necesita de su tratamiento. Y si no lo recibe, su vida corre peligro.
Y ahí entra en acción Nacho, joven periodista que ve en esta desaparición la oportunidad que necesitaba para encontrar trabajo. Y es que él se crió en Servandero, el pueblo donde ha desaparecido Eulalia Olmedo. Así que se instala en la casa que aún tiene en el pueblo, y retoma viejas relaciones y aprovecha para investigar la desaparición de la anciana. Y para ello tiene que indagar sobre su vida. Y descubre que son muchos los que no le tienen mucha simpatía, por su carácter severo y rígido. Ni siquiera su enfermedad causa lástima a sus vecinos. Ni siquiera mantiene una buena relación con su hijo Román. Pero también tiene gente que la quiere, como la gente del hospital, tanto enfermeros como otros enfermos como ella. Y su empleada, Merche, con la que ha compartido tanto buenos como malos momentos.
Y aquí reside uno de los grandes aciertos de esta novela: en sus personajes. Todos muy bien caracterizados, muy bien definidos. Todos con sus virtudes y sus defectos. Todos con sus secretos. Y muchos con motivos suficientes para querer hacer desaparecer a Eulalia. Son muchos los personajes que van apareciendo y la autora consigue darles a cada uno su propio carácter, su propia voz.
Y lo hace con una prosa sencilla, sin grandes adornos. Y con un ritmo que, sin llegar a ser frenético, va creciendo poco a poco consiguiendo que nos enganchemos a la lectura y no queramos soltarla hasta llegar al final y descubrir los motivos de la desaparición de doña Eulalia y saber si se llegará a tiempo para que pueda recibir su diálisis. Y el final me ha parecido buenísimo. El mejor para una historia que resulta en todo momento creíble, tanto que te metes de lleno en la historia y empezamos a preocuparnos por la pobre anciana.
En definitiva, he disfrutado muchísimo de esta historia, de este viaje a este pequeño pueblo donde todos conocen a todos, donde todos creer saber todo de todos pero donde todos son capaces de guardar secretos que nadie conoce. Seguiré leyendo a Cristina Grela.
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