Los señores del humo
Claudio Cerdán
Ediciones B, 2019
Claudio Cerdán nos conduce a través de una historia turbia, oscura y fascinante, en la que todo empieza a cobrar un significado distinto cuando, tras el impacto de las primeras páginas, un asesino en serie empieza a decapitar a sus víctimas por las calles de Madrid.
En una ciudad corrupta e inmisericorde, tres vidas perdidas chocan en su caza al asesino. Paco Faura, policía retirado que trabaja como detective sin licencia, sospecha que todo podría estar relacionado con un caso que no pudo esclarecer treinta años atrás. Mientras tanto, CJ -un antiguo mercenario- piensa que el culpable es un viejo compañero de armas. Y Aldo, un proxeneta que tuvo que huir de México cuando los narcos pusieron precio a su cabeza, perderá la cordura al creer que el pasado vuelve para vengarse.
Primera novela que leo de Claudio Cerdán y no será la última. Ha conseguido engancharme con esta historia tan oscura, tan violenta, tan gris. Y lo ha conseguido porque ha creado tres personajes fantásticos, cada uno con su propia historia detrás. Ninguno con una vida fácil. A ninguno la vida le ha regalado nada. Todos con un carácter marcado por las desgracias que han sufrido, por un pasado que amenaza con volver. Tres personajes que podrían ser, cada uno, dueños de su propia novela. Pero el autor ha decidido juntarlos aquí, compartiendo protagonismo, sin destacar uno sobre otro, con escenas tensas e intensas cuando se encuentran, imprevisibles. La tensión en cada una de ellas está asegurada.
Otro de los aciertos de la novela es el lugar y el momento que ha elegido el autor para desarrollar su historia, Madrid, 2012. Cuando nuestro país está sumergido en plena crisis económica y parece haber tocado fondo. Cuando se especulaba que en Madrid se podría construir un nuevo Eurovegas, cuando estaba en juego su candidatura a los juegos olímpicos... Tantas cosas que luego se quedaron en nada. Pero que movió en su momento millones y millones. No falta la crítica en esta novela, con mucho toque cínico e irónico, a todo esto. Crítica de la que no se libra nadie. Porque todos tenemos nuestra parte de culpa.
Otro punto fuerte de la novela reside en el ritmo que le imprime a la historia. Una historia bien desarrollada, contada con mucho vigor a través de capítulos cortos en los que siempre va sucediendo algo. No hay descanso en esta novela. La historia siempre va avanzando de forma vertiginosa, sin tiempo para respirar. Un ritmo intenso ayudado también, por los continuos diálogos que hay en la novela y las escasas descripciones, sólo las justas y necesarias para meternos en ambiente.
En definitiva, una muy buena novela negra que, desde luego, recomiendo si os gusta el género. Que no os asuste el grosor, que se lee muy rápido.
Nota: Ahora sí que no me veréis ya el pelo hasta el 30 de septiembre. Me
toca pasar el verano estudiando las opos, que tengo el examen el 28...
Pero no sintáis pena por mí, que tengo la playa a cinco minutos y de vez
en cuando iré a refrescarme, apuntes en mano. ¡Feliz verano!