lunes, 14 de abril de 2025

Estos días leo #262

 Bueno, a ver si me voy animando y le doy un poquito más de vidilla a este blog, que últimamente lo tengo abandonado. Así que retomo esta sección y os hablo de cuáles son mis lecturas actuales. 

Justamente hoy empiezo La glándula de Ícaro, lectura propuesta por Anabel Samani para sus #lecturasjuntoalfuego. También estoy leyendo (¡por fin!!!) El guardián invisible de Dolores Redondo. Por ahora me está gustando. Y estoy empezando, Poeta chileno, que es la lectura propuesta para este mes en el club de lectura al que estoy apuntada. Y la empiezo ya o me pilla el toro, que la reunión es el 28 de este mes. Y últimamente voy lentilla. 


Una operación quirúrgica que extirpa el impulso sexual masculino, un tren que nos devuelve a cualquier punto del pasado, un invento genético que acerca la vida eterna... En esta mítica colección de relatos, Anna Starobinets retrata sin piedad una humanidad que se tambalea. Ciencia y religión, razón y pasiones, instinto y civilización: no hay pieza del puzle humano que escape a su mirada, a la vez devastadora y comprensiva. La glándula de Ícaro es una distopía que roza peligrosamente lo real, donde la ciencia es solo una excusa para abrir en canal a sus protagonistas y revelar sus engranajes. La obra de Starobinets es puro «horror lírico». Esta colección de relatos está repleta de pesadillas que amenazan no solo con cumplirse, sino con ser realidad en el momento en que se leen. 

 

 

 


Impactante thriller que tiene su mejor baza en el contraste entre lo racional y científico, y lo legendario y mítico.

«Ainhoa Elizasu fue la segunda víctima del basajaun, aunque entonces la prensa todavía no lo llamaba así. Fue un poco más tarde cuando trascendió que alrededor de los cadáveres aparecían pelos de animal, restos de piel y rastros dudosamente humanos, unidos a una especie de fúnebre ceremonia de purificación. Una fuerza maligna, telúrica y ancestral parecía haber marcado los cuerpos de aquellas casi niñas con la ropa rasgada, el vello púbico rasurado y las manos dispuestas en actitud virginal.»

 

 

 

 

Alejandro Zambra vuelve en grande a la novela con este magnífico libro sobre familias hechizas, poetas y poetastros. Una hermosa, desenfadada y seriamente divertida declaración de amor a la poesía.

Durante buena parte de esta novela Gonzalo es un poetastro que quiere ser poeta y un padrastro que se comporta como si fuera el padre biológico de Vicente, un niño adicto a la comida para gatos que años más tarde se niega a estudiar en la universidad porque su sueño principal es convertirse–también–en poeta, a pesar de los consejos de Carla, su orgullosamente solitaria madre, y de León, un padre mediocre dedicado a coleccionar autitos de juguete.

El poderoso mito de la poesía chilena–un personaje secundario dice, aludiendo a los veredictos de la Academia Sueca, que los chilenos son bicampeones mundiales de poesía–es revisitado y cuestionado por Pru, una periodista gringa que se convierte en testigo accidental de ese esquivo e intenso mundo de héroes e impostores literarios.

«La verdadera seriedad es cómica», decía Nicanor Parra, y esta novela sobre poetas que desprecian las novelas lo demuestra brillantemente.

Y vuestras lecturas, ¿cuáles son?

domingo, 13 de abril de 2025

Doble reseña: No nos dejan ser niños de Pere Cervantes y Los alemanes de Sergio del Molino

No nos dejan ser niños

Pere Cervantes

Ediciones B, 2014

Ciudadela, Menorca. Cuando María Médem se reincorpora a su puesto de agente de la comisaría local tras una baja maternal, aparecen en la isla dos sexagenarias asesinadas. En el domicilio donde se descubren los cuerpos se dan tres coincidencias: un fuerte olor a algo parecido a la hierbabuena, una misma canción de Raphael reproduciéndose una y otra vez en el ordenador y un orden estricto en todas las estancias. El pasado de la protagonista como integrante del grupo de Homicidios de Barcelona es razón suficiente para que le encarguen una investigación que se presenta compleja. Compatibilizar sus obligaciones de madre con su trabajo, a pesar de las ausencias intermitentes de su marido por exigencias laborales, incluso la turbadora presencia del enigmático Roberto Rial, responsable de la unidad de Homicidios de la central en Madrid, no son ni de lejos la principal preocupación de María. Su verdadero problema tiene nombre y apellido: Amparo García, su suegra.Dormir varios días al mes con medio lecho vacío, trabajar en una comisaría repleta de tipos insensibles y tener un bebé del que ocuparse, pueden convertir la vida en un infierno. Pero tener que vérselas con una suegra insoportable que incluso podría ser una asesina de ancianas, es algo definitivamente peor.

No es la mejor novela del autor, pero sí que empezó ya a demostrar su talento a la hora de narrar este tipo de historias. Es una lectura ágil, sobre todo, a partir del primer tercio de la novela. El inicio me resultó algo lento, quizás porque no terminé de conectar con su protagonista. La verdad es que no conecté con ella en ningún momento. No acertó el escritor, al menos en mi opinión, a la hora de plasmar la voz femenina. 

Me pareció también que le daba más importancia a otros temas que a la trama policial en sí. Temas como los problemas de una madre para conciliar el trabajo con la vida familiar, sobre todo, con el cuidado de un hijo; como el de mantener un matrimonio cuando los dos trabajan y la distancia los separa continuamente; como la intromisión de terceros en la vida familiar, que se agrava aún más cuando este tercero es la suegra... Creo que desarrolla tanto estos temas que perjudica seriamente el avance de la investigación, de la trama policial. Una trama que resulta algo previsible cuando empezamos a conocer a los distintos personajes que van apareciendo. 

No es la mejor novela del autor, pero se deja leer bastante bien y apenas te dura un suspiro. 

Los alemanes

Sergio del Molino

Alfaguara, 2024

Un acontecimiento poco conocido de la reciente historia de España. Una historia sobre la familia, la traición y la culpa.

En 1916, en plena Primera Guerra Mundial, llegan a Cádiz dos barcos con más de seiscientos alemanes provenientes de Camerún. Se han entregado en la frontera guineana a las autoridades coloniales por ser España país neutral. Se instalarán, entre otros sitios, en Zaragoza y formarán allí una pequeña comunidad que ya no volverá a Alemania. Entre ellos estaba el bisabuelo de Eva y Fede, quienes, casi un siglo después, se encuentran en el cementerio alemán de Zaragoza en el entierro de Gabi, su hermano mayor. Junto con su padre, son los últimos supervivientes de los Schuster, una familia que llegó a formar un importante negocio de alimentación. Pero en los tiempos que corren el pasado siempre puede regresar para levantar ampollas.

Con una intriga que crece página a página, Los alemanes trata uno de los episodios más vergonzosos y menos pulgados de la historia de España: cómo los nazis refugiados aquí en un retiro dorado activaron el neonazismo en Alemania. 

Fue la lectura elegida en febrero en el club de lectura y creo que es de esos libros que se disfrutan más cuando puedes compartir impresiones. 

En esta novela he descubierto un suceso que desconocía completamente. La llegada a España de un grupo de alemanas provenientes de Camerún, en 1916. Se instalan en diferentes puntos de España, uno de ellos Zaragoza, ciudad en la que se desarrolla esta historia. 

La idea de la que parte es muy buena, pero tengo que admitir que no terminé de disfrutar con este libro. Se me hizo un tanto largo, un tanto repetitivo. Hay páginas en las que la historia se estanca y parece que nunca avanzas, haciendo hincapié en la misma idea una y otra vez. No me ha gustado el modo en que ha querido el autor desarrollar la trama. 

Pero sí me ha gustado, como ya he dicho, la idea de la que parte y las reflexiones a las que conduce. ¿La culpa se hereda? ¿Son los hijos culpables de los pecados de sus padres, de sus abuelos? ¿Son merecedores de esa vida de privilegios conseguida por los pecados de sus antepasados? Y si han heredado lo bueno, ¿es justo que también hereden lo malo?