A finales del siglo XV, Fernando de Rojas, estudiante de Leyes en la Universidad de Salamanca y futuro autor de La Celestina, deberá investigar el asesinato de un catedrático de Teología. Así comienza una compleja trama en la que se entremezclan la situación de los judíos y conversos, las pasiones desatadas, las doctrinas heterodoxas, el emergente Humanismo, la Salamanca oculta y subterránea y la Historia y la leyenda de una ciudad fascinante en una época de gran agitación y cambio.
Es ésta una obra histórica pero que, a su vez, se nutre de elementos de otros géneros (policíaco, misterio, intriga...). Nos presenta a un joven Fernando de rojas un año antes de que éste escribiera La Celestina. Y aprovecha toda la intriga de la obra para ofrecernos una curiosa y audaz versión acerca de los orígenes de esta famosa Tragicomedia.
Los capítulos son cortos, así que son fáciles de leer. Y los personajes son un fiel reflejo de la sociedad de la época: estudiantes, profesores, reyes, rameras y, como no, el clero.
A través de la novela descubrimos cómo era la Salamanca de fines del siglo XV. Una de las cosas que mejor describe el autor es la vida estudiantil de la época: cómo funcionaban los colegios mayores, sus normas, sus formas de vestir, cómo eran las clases...
También es acertado el modo en que el escritor nos describe cómo influía la religión en la vida cotidiana de la gente. Así, vemos las severas condiciones de vida de los conversos, y también vemos el constante acoso de la Inquisición hacía los judios que aún quedaban en España.
Y no me extiendo más. Me ha gustado mucho esta obra porque al mismo tiempo que ha sido ingeniosa en la resolución del crimen (introduciéndonos en esa otra Salamanca medieval un tanto "mágica"), me ha hecho aprender muchas cosas de un período que siempre me ha llamado mucho la atención.