No conocía este libro hasta que ví la fantástica reseña que Javier hizo en Libros y Literatura. Y si encima el propio Javier tiene el maravilloso detalle de regalarme el libro tras una visita express por mi tierra, mucho no iba a tardar en leerla. Y la he leído. Y la he disfrutado enormemente.
Y empezamos con esta "¿novela autobiográfica?"... Y sí, tengo que ponerlo en interrogante. Porque si abres el libro y le echas una rápida ojeada, da la impresión de ser una novela. Pero cuando te metes en su lectura, te das cuenta de la enorme carga poética que tiene la prosa de Elizabeth. Pocos rasgos novelescos hay en su obra. El lirismo impregna cada página convirtiendo este libro en un auténtico placer para todos los sentidos.
Y "autobiográfica"... Sí, lo es, pero tampoco en el sentido habitual del género. Elizabeth nos relata su relación con el poeta inglés George Baker. Pero no nos cuenta en ningún momento cómo se produce esa relación. Si buscamos una narración en los moldes habituales, aquí no lo hay. El principal objetivo de la autora es transmitir todo su amor, todos sus sentimientos. Es una auténtica explosión de sus emociones. Y para ello hace uso de un lenguaje intensamente poético.
Ayuda a comprender esta obra conocer un poco la vida de Elizabeth Smart. Nace en 1913 en el seno de una familia bien situada socialmente en Canadá. Con tanto sólo 10 años escribió su primer poema. Y con 18 años marchó a Londres para estudiar música. Y en esta ciudad fue donde tomó por primera vez contacto con la poesía de George Barker. Se enamoró de su poesía, pero también se enamoró del poeta, así, sin conocerlo. Y puso todo su empeño en propiciar un encuentro con él. Primero mantuvo una relación epistolar, hasta que por fin pudo encontrarse personalmente con el poeta. Y no le importó que estuviera casado. Ni que nunca decidiera dejar a su esposa. Inició una relación con Barker, que prácticamente duraría hasta el fin de sus vidas. Cuando Elizabeth tuvo su primera hija, regresó a Canadá. Su familia no aceptaba la vida de su hija e impidió la entrada en el país del poeta. Pero Elizabeth marchó de nuevo a Europa en plena Segunda Guerra Mundial, retomando de nuevo su relación con Barker. Y volvió a tener un hijo con él. Cuatro fueron los hijos que tuvieron juntos. Barker tendría once más, con distintas mujeres...
Fue en estos años cuando publicó este libro, de marcado carácter autobiográfico. La relación con Barker, sus sentimientos, su sufrimiento por las separaciones, su sufrimiento por una sociedad que no comprendía y envidiaba su amor...
El amor de Elizabeth Smart por el poeta no conocía límites. Fue una relación muy difícil, marcada por las continuas separaciones. Y el alcoholismo de él no ayudaba. Y ella siguiéndole, también cayó en la misma adicción. En los últimos años de su relación, Smart parece que se libera un poco de su dependencia hacia Barker. Y mantuvo rápidos romances indistintamente con hombres o mujeres. Pero estos años ya no aparecen en el libro.
Los años en los que escribió el libro son los años en los que Barker era el eje de su existencia. Nunca he leído tanta pasión por un hombre. Una pasión totalmente alejada de la razón. Porque ésta es la única intención de Elizabeth Smart. Ella prescinde de nombres, prescinde de descripciones... Da igual el momento en que se produce esta historia. Lo único importante para ella es el Amor. Y a pesar de hablar en todo momento de su amor, en todas sus facetas, creadora, destructiva, dubitativa... En ningún momento hay ñoñería. Ella habla de pasión, pero no se deja llevar por la pasión a la hora de escribir. Puede ser exagerada, puede ser intensa... Puede llegar a unos extremos que nadie ha llegado. Pero no cae en la sensiblería... Sus imágenes están muy cuidadas y realiza una auténtica exhibición de su rica cultura literaria: Marlowe, Shakespeare, Milton, Blake, Brönte, Rilke... La influencia de todos estos "grandes" se deja ver en el estilo de Smart, perfectamente cuidado.
Ayuda a comprender esta obra conocer un poco la vida de Elizabeth Smart. Nace en 1913 en el seno de una familia bien situada socialmente en Canadá. Con tanto sólo 10 años escribió su primer poema. Y con 18 años marchó a Londres para estudiar música. Y en esta ciudad fue donde tomó por primera vez contacto con la poesía de George Barker. Se enamoró de su poesía, pero también se enamoró del poeta, así, sin conocerlo. Y puso todo su empeño en propiciar un encuentro con él. Primero mantuvo una relación epistolar, hasta que por fin pudo encontrarse personalmente con el poeta. Y no le importó que estuviera casado. Ni que nunca decidiera dejar a su esposa. Inició una relación con Barker, que prácticamente duraría hasta el fin de sus vidas. Cuando Elizabeth tuvo su primera hija, regresó a Canadá. Su familia no aceptaba la vida de su hija e impidió la entrada en el país del poeta. Pero Elizabeth marchó de nuevo a Europa en plena Segunda Guerra Mundial, retomando de nuevo su relación con Barker. Y volvió a tener un hijo con él. Cuatro fueron los hijos que tuvieron juntos. Barker tendría once más, con distintas mujeres...
Fue en estos años cuando publicó este libro, de marcado carácter autobiográfico. La relación con Barker, sus sentimientos, su sufrimiento por las separaciones, su sufrimiento por una sociedad que no comprendía y envidiaba su amor...
"Los ojos del mundo, enfermo de celos, espían por la cerradura, en los ojos del guardián. Pero con todo, la única tortura es su ausencia."
"Su mirada, su mirada perdida, en la ciudad del desierto, cuando cruzaba la calle solo, con los hombros caídos, mientras a mí se me llevaban en el coche celular... No puede ser, no puede ser, pensé. Por demasiado amor, sólo por demasiado amor."
El amor de Elizabeth Smart por el poeta no conocía límites. Fue una relación muy difícil, marcada por las continuas separaciones. Y el alcoholismo de él no ayudaba. Y ella siguiéndole, también cayó en la misma adicción. En los últimos años de su relación, Smart parece que se libera un poco de su dependencia hacia Barker. Y mantuvo rápidos romances indistintamente con hombres o mujeres. Pero estos años ya no aparecen en el libro.
Los años en los que escribió el libro son los años en los que Barker era el eje de su existencia. Nunca he leído tanta pasión por un hombre. Una pasión totalmente alejada de la razón. Porque ésta es la única intención de Elizabeth Smart. Ella prescinde de nombres, prescinde de descripciones... Da igual el momento en que se produce esta historia. Lo único importante para ella es el Amor. Y a pesar de hablar en todo momento de su amor, en todas sus facetas, creadora, destructiva, dubitativa... En ningún momento hay ñoñería. Ella habla de pasión, pero no se deja llevar por la pasión a la hora de escribir. Puede ser exagerada, puede ser intensa... Puede llegar a unos extremos que nadie ha llegado. Pero no cae en la sensiblería... Sus imágenes están muy cuidadas y realiza una auténtica exhibición de su rica cultura literaria: Marlowe, Shakespeare, Milton, Blake, Brönte, Rilke... La influencia de todos estos "grandes" se deja ver en el estilo de Smart, perfectamente cuidado.
"Estoy celosa del halcón porque puede alzarse lejos, lejísimos del mundo. Contemplo con apasionada envidia a la gaviota que se arroja en picado: quizá sea su último vuelo. En los bosques, las palomas torcuaces arrullan despiadades mi sentencia. Ellas son mis verdugos: me sentencian en el idioma que conviene al caso, la lengua del amor. Trepo montaña arriba, zafándome de las posesivas nubes que se ciernen sobre el mar, pero el veneno se extiende. Desnuda espero..."Y me dejo muchas cosas. Porque este libro da para mucho, pero no quiero alargarme más. Sólo sé que no será la última vez que me sumerja en las intimidades de esta autora y disfrute de una prosa poderosa y contundente.
"Todo lo inunda el agua del amor: de todo lo que ve el ojo, no hay nada que el agua del amor no cubra. No existe un solo ángulo en el mundo que el amor en mis ojos no pueda convertir en símbolo de amor. Incluso la precisa geometría de su mano, cuando la contemplo, me disuelve en agua, y la corriente del amor me arrastra."