Desgarrador... Ésta puede ser una de las palabras que definan mejor este libro de testimonios. Este libro nos causa dolor, sufrimiento, impotencia... No es un libro que pueda dejar indiferente a nadie.
Se desarrolla la historia principal en 1989, con los primeros indicios de apertura del régimen chino. Xinran Xue es una joven e influyente locutora de radio de Nanjing. Tiene un programa de éxito, Palabras en la brisa nocturna. Entre las muchas cartas que recibe en su programa, hay una que le llama la atención. La de un joven que vive en una pequeña aldea y denuncia la situación de una niña, que es vendida a un anciano y éste, para evitar su huida, la mantiene atada con cadenas y la tortura... Su vida peligra. Y el joven decide actuar de la única forma en que cree puede ayudar a la muchacha, denunciando el caso, de forma anónima por miedo a las represalías, a la única persona que cree que puede hacer algo, Xinran. Y es en ese momento cuando la autora decide cambiar su programa, darle un nuevo enfoque y se dedica a investigar y a dar a conocer la situación de la mujer en China.
"Los hombres clavan fotos de mujeres bonitas sobre la cabecera de la cama para estimularse, mientras que sus esposas se culpan a sí mismas de sus cuerpos ajados."
Quince relatos, quince testimonios, quince vidas nos trae. Y todas nos duelen, todas nos sobrecogen, todas nos alarman... Cuesta creer tanta crueldad, tanto machismo, tanta brutalidad... Cuesta creer que aún a finales del siglo XX se siga tratando a la mujer como si de un simple objeto se tratara, como si no tuviera valor, como si solo fuera una propiedad más...
China está luchando por integrarse de nuevo en el mundo, China está dando sus primeros pasos abriéndose al mundo, pero sigue tratando a sus mujeres como siglos atrás. La mujer sólo está para proporcionarle placer y comodidades al hombre. Nada más. El hombre tiene pleno derecho sobre ellas... Imágenes brutales y crueles aparecen en estas páginas. Vejaciones, violaciones, maltratos... Cuesta, cuesta creer que todo lo que nos cuenta es real... Causa terror sólo pensar que una "persona" sea capaz de cometer todas estas atrocidades.
"Mi marido dice que soy como un desteñido trapo gris, que no sirve
para hacer unos pantalones, ni para cubrir la cama, ni siquiera para ser
usado como trapo de cocina."
Incluso la propia Xinran tiene sus propias historias personales. Sobrecoge la historia de su madre. Y la infancia de Xinran no fue fácil. Le tocó vivir años en los que la lucha por el poder hizo que se cometieran verdaderas barbaridades, verdaderas monstruosidades: violaciones, torturas... El que se hacía con el poder aprovechaba para vengarse. Y la familia de Xinran fue también víctima en estos duros tiempos. De nuevo la crueldad que se refleja en estas páginas es impactante.
"No hay nada en mis recuerdos aparte del mundo hundiéndose y la crueldad y la violencia de aquellos hombres."
Y no lo tuvo fácil la autora para poder hablar en su programa de estas historias. A lo largo del libro veremos las trabas contra las que tuvo que luchar y como se las ingeniaba para superarlas. Porque la imagen de China no podía ser dañada, había que cuidarla, había que maquillarla. En el propio epílogo del libro nos cuenta Xinran Xue que para publicar este libro decidió irse a vivir a Londres, ciudad en la que sí podía disfrutar de la libertad que en su país aún no existía, ni existe.
Un libro imprescindible si te gusta las novelas de testimonios y si te gusta conocer la realidad social y cultural de un país tan distinto al nuestro. Pero aviso, es un libro que duele. Duele muchísimo.