Capítulo LXIII:
Empieza este capítulo con don Quijote y Sancho, cada uno con sus pensamientos, el primero con su amada Dulcinea, y el segundo, aún pensando en el poder, a pesar de su mala experiencia.
Grandes eran los discursos que don Quijote hacía sobre la respuesta de la encantada cabeza, sin que ninguno dellos diese en el embuste, y todos paraban con la promesa, que él tuvo por cierto, del desencanto de Dulcinea. Allí iba y venía, y se alegraba entre sí mismo, creyendo que había de ver presto su cumplimiento; y Sancho, aunque aborrecía el ser gobernador, como queda dicho, todavía deseaba volver a mandar y a ser obedecido; que esta mala ventura trae consigo el mando, aunque sea de burlas.
Así iban cuando llegaron a las galeras. Conociendo que iban a ir, todos en la galera se apresuraron en saludar a don Quijote como si su fama de caballero hubiera llegado a sus oídos y lo admirasen por ella. Pero la burla sigue estando presente... Realmente quieren divertirse con ellos.
-Este día señalaré yo con piedra blanca, por ser uno de los mejores que pienso llevar en mi vida, habiendo visto al señor don Quijote de la Mancha: tiempo y señal que nos muestra que en él se encierra y cifra todo el valor del andante caballería.
Tendrá la oportunidad tanto don Quijote como Sancho de ver como atrapan las cuatro galeras a un bergantín argelino. Cuando es capturado y van a proceder a la ejecución de todos sus tripulantes se sorprenden cuando descubren que su arráez es una mujer y, además, cristiana, Ana Félix. Y ella procede a contar su triste historia. Una historia que nos hará ver todos los problemas a los que tuvieron que enfrentarse los moriscos tras su destierro. Porque no lo tuvieron fácil. Porque la ley no fue justa para ellos.
Capítulo LXIV:
Éste es uno de los capítulos más tristes de toda la novela. Don Quijote recibe una herida mortal... Acepta el desafío del Caballero de la Blanca Luna, quien le reta para que admita que su amada es más bella que Dulcinea. Y le obliga a retirarse a su casa, si es derrotado.
-Insigne caballero y jamás como se debe alabado don Quijote de la Mancha, yo soy el Caballero de la Blanca Luna, cuyas inauditas hazañas quizá te le habrán traído a la memoria. Vengo a contender contigo y a probar la fuerza de tus brazos, en razón de hacerte conocer y confesar que mi dama, sea quien fuere, es sin comparación más hermosa que tu Dulcinea del Toboso; la cual verdad si tú la confiesas de llano en llano, escusarás tu muerte y el trabajo que yo he de tomar en dártela; y si tú peleares y yo te venciere, no quiero otra satisfación sino que, dejando las armas y absteniéndote de buscar aventuras, te recojas y retires a tu lugar por tiempo de un año, donde has de vivir sin echar mano a la espada, en paz tranquila y en provechoso sosiego, porque así conviene al aumento de tu hacienda y a la salvación de tu alma; y si tú me vencieres, quedará a tu discreción mi cabeza, y serán tuyos los despojos de mis armas y caballo, y pasará a la tuya la fama de mis hazañas. Mira lo que te está mejor, y respóndeme luego, porque hoy todo el día traigo de término para despachar este negocio.
Y nuestro caballero cae derrotado. Pero aún así, se niega a admitir que la belleza de su amada ha sido superada. Pero sí reconoce amargamente su derrota.
Don Quijote, molido y aturdido, sin alzarse la visera, como si hablara dentro de una tumba, con voz debilitada y enferma, dijo:
-Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo, y yo el más desdichado caballero de la tierra, y no es bien que mi flaqueza defraude esta verdad. Aprieta, caballero, la lanza, y quítame la vida, pues me has quitado la honra.
Nuestro caballero ya no quiere vivir. Ha perdido su honra, ya no tiene motivos para vivir... Si no puede ser caballero, si no puede salir en busca de aventuras... ¿Para qué vivir?
La visión que de todo lo que está ocurriendo tiene Sancho, tampoco es nada optimista.
Sancho, todo triste, todo apesarado, no sabía qué decirse ni qué hacerse: parecíale que todo aquel suceso pasaba en sueños y que toda aquella máquina era cosa de encantamento. Veía a su señor rendido y obligado a no tomar armas en un año; imaginaba la luz de la gloria de sus hazañas escurecida, las esperanzas de sus nuevas promesas deshechas, como se deshace el humo con el viento.
Jaja Pobre Sancho lo que tiene que soportar... ¡Disfrútalo!Un besote :)
ResponderEliminarÁnimo Margari que eres una campeona!!
ResponderEliminarBesos
Venga que ya os queda menos!!!
ResponderEliminarVAmoossss!!!!
ResponderEliminarPoco a poco, el Quijote es para disfrutarlo.
Besos.
Ahí sigues poco a poco con este interminable libro, que fuerza de voluntad tienes, yo me hubiese desesperado hace tiempo... jeje
ResponderEliminarUn besito y disfrútalo =)
aiiss gracias por esta sección ^^
ResponderEliminar<3
Me gusta el paso de Sancho de un hombre simple a un hombre que empieza a cuestionarse el entorno, al principio es algo impasible, pasivo, acercándose al final, se vuelve más consciente del entorno. Besos :)
ResponderEliminarLa fuerza que tienes con este libro es increíble, yo soy incapaz de leerlo.
ResponderEliminarUn beso :))
Hola! A mi este libro se me hace bastante pesado por eso cuando te lo veo en tu blog te admiro tanto por seguir con él, jejeje. Besos!
ResponderEliminarGracias por compartirla :D
ResponderEliminarUn beso.
Ains, qué penita me da Don Quijote... snif! 1beso!
ResponderEliminarUff yo no sé si hubiera podido con él... ¡Ánimo que ya no queda nada!
ResponderEliminarUn beso<3
Veo que avanzas en este gran clásico.
ResponderEliminarEspero que lo difrutes.
Venga, que ya no debe de quedar mucho :)
ResponderEliminarBesos!
ánimo la verdad que me dais envidia porque a mí me gustaría leerlo pero nunca me animo chao
ResponderEliminarwooo..!! que bueno ver tu dedicación con este libro, felicidades este sin duda es un gran libro, tampoco me animo a leerlo me resulta pesado, pero te animo a que termines con tu meta.
ResponderEliminarhe llegado a tu blog de casualidad y me ha gustado , me quedo por aqui y te invito a que visites el mio.
pasionporlalecturajuvenil.blogspot.com
te espero Besos ♥