Mujeres errantes de Pilar Sánchez Vicente

Mujeres errantes
Pilar Sánchez Vicente
Roca, 2018

Greta Meier, famosa escritora suiza afincada en Londres, retorna a su tierra natal en un último intento por detener la deriva de sus días. Sorprendida por la inesperada enfermedad de su progenitora, decide compensar sus prolongadas ausencias y aparcar los reiterados enfrentamientos, permaneciendo a su lado hasta el fatal desenlace.

Sin embargo, sus últimas palabras siembran una duda demoledora, dejando entrever en el último suspiro el gran secreto de la vida de Greta: ¿Quién era la mujer muerta, si no es su madre? Con la única compañía de sus cenizas, la autora emprende un viaje al pasado en busca de su propia identidad.

Siguiendo el único hilo disponible, localiza un punto en la costa norte de España y hacía allí se dirige. Pronto atisbará que la vieja rivalidad entre la Tiesa y la Chata, dos pescaderas ambulantes, esconde la clave de su origen, pero las preguntas se acumulan sin respuestas. Y el tiempo se acaba.

¿De quién es hija? ¿Ha sido robada a sus verdaderos padres? ¿Qué conexión tienen Cimavilla y Nicaragua? ¿Esconden el secreto esas cartas amarillentas, nunca contestadas? ¿Por qué le resulta tan familiar Gaspar García Laviana, el cura guerrillero cuyos poemas le atraviesan las entrañas?

Dejando atrás las turbulencias del pasado, Greta se adentra en un mundo olvidado buscando pistas sobre su origen: ¿dónde están sus verdaderos padres?¿quién es ella, en realidad?

¿Qué hacer cuando los fantasmas del pasado cobran vida?

Errantes... "Que anda de una parte a otra sin tener asiento fijo". "Que yerra"... Sí, así son las protagonistas de esta novela. Mujeres que andan de un sitio a otro, que emigraron buscando un futuro mejor. Mujeres que tomaron en algunos momentos decisiones equivocadas, que tropezaron y volvieron a levantarse. Mujeres valientes que supieron seguir "p'alante", pese a todo y pese a todos. 

Greta conoce a Julia, la Chata, buscando sus orígenes, buscando su identidad. Y encuentra en ella una historia parecida a la suya, pese a la diferencia de años que las separan. Y es que hay cosas que parecen no cambiar. No parecen tener suerte cuando deciden enamorarse y en sus historias, el maltrato y la violencia está presente. Las conversaciones entre Greta y la Chata son brillantes y no tienen desperdicio alguno. Y si al principio, el carácter de la Chata nos impone, pronto empieza con su genio, su frescura y la sabiduría que dan los años, a ganarse nuestro cariño. Y a través de ella, conoceremos no solo su historia, sino también la vida de Genara y Eloína. Y la vida de todo su barrio, Cimavilla, un humilde barrio pesquero de Gijón. A través de sus palabras  podremos escuchar, ver, sentir y oler toda la vida que bullía por sus calles.

Pero no sólo nos conquista la Chata. También lo hace Greta, con su carácter rebelde, difícil, desde su más tierna infancia. No se lo pondrá fácil a su "madre", Eloína. La conversación no será el punto fuerte de ambas. Si quizás la misma conversación que Greta tiene con la Chata la hubiera tenido con su madre en algún momento, su relación hubiera sido distinta. Sólo con tal de que hubieran hablado, se hubieran escuchado... Si Eloína, en vez de arreglarlo todo con dinero, se hubiera detenido a escuchar a Greta... La historia hubiera sido otra. Y quizás la vida de Greta no hubiera estado llena de tantos excesos. 

También tiene su protagonismo en la novela, Guillermo, amigo de la infancia de la Chata, que se ordenó sacerdote y decidió marchar a Nicaragua para ayudar en ese país. Lo conoceremos a través de las cartas que constantemente le envía a Julia, pese a que ésta no sabía leer ni escribir. Y en ellas relatará lo dura que es la vida en esa tierra y seremos testigos de los comienzos de la revolución sandinista.  Tengo que admitir que esta parte es la que menos me ha gustado de la novela. Y no porque no me parezca interesante. Es que estaba tan metida en las vidas de Greta y la Chata que este salto hasta Nicaragua no me apetecía nada. Y me descolocaba y me hacía salir de la novela. Pero ahí estaban Greta y la Chata que, pronto, me volvían a meterme de lleno. 

Este pequeño pero no va a impedir que esta novela vaya a estar entre mis mejores lecturas del año. Por sus mujeres, fuertes, luchadoras, valientes... Por todos los temas que toca: la amistad, el amor, la traición, la familia, el maltrato, los secretos... Esos secretos que cuando se descubren hacen mucho daño. En definitiva, una lectura muy pero que muy recomendable.