Los aires difíciles es el tercer libro que me leo de Almudena Grandes, y al igual que los dos anteriores (Atlas de Geografía humana y Castillos de cartón), no me ha decepcionado. Aunque me ha pasado lo mismo que con el de Atlas... El estilo de Almudena es denso, con párrafos tan largos que a veces te pierdes y necesitas pararte y leerlos otra vez para poder entender todo lo que la autora pretende contarte. Pero a pesar de eso, Almudena Grandes consigue crear unos personajes tan vivos, tan humanos, que no puedes dejar de leer para descubrir más sobre ellos.
La novela se inicia con la llegada de Sara Gómez Morales y Juan Olmedo a un pueblo de la costa gaditana, cada uno por su cuenta. Poco a poco descubrimos que ambos proceden de Madrid, ciudad de la que se han marchado tras pasar cada uno de ellos por situaciones bastante problemáticas. Juan viene acompañado de su hermano Alfonso y su sobrina Tamara. Alfonso es un personaje en principio secundario pero , poco a poco, va adquiriendo más peso en la historia. Tamara, pese a su corta edad, ya deja atrás una historia bastante trágica con la muerte de sus padres en un accidente.
Sara llega a Cádiz sola, pero enseguida traba amistad con Maribel, una mujer separada que va a limpiar tanto a su casa como a la casa de Juan Olmedo. Tiene un hijo, Andrés, de la edad de Tamara, y, como es obvio, ambos se hacen amigos.
La autora no se va a limitar a hablarnos del presente de estos personajes, sino que continuamente retrocede al pasado para contarnos cosas sobre ellos y explicarnos qué es lo que ha llevado a cada uno de ellos a terminar en Cádiz. Los saltos temporales son continuados y aunque al principio te haces un lío, pronto te acostumbras a ellos.
De este modo conocemos que Sara era la hija menor de una familia pobre, que no pudo hacerse cargo de ella. Así que sus padres decidieron que una mujer adinerada, que no podía tener hijos, la acogiera. Así vivió una infancia acomodada y feliz, a excepción de cuando visitaba a sus padres, ya que ella misma se daba cuenta de la pobreza en la que vivían. Pero cuando cumplió los 16 años, su madrina le tenía previsto un amargo regalo: el regreso a su verdadera casa. Esto supuso un duro golpe para ella por una doble razón: ella realmente no conocía otra madre que su madrina, así que fue muy desconcertante para ella descubrir que para su madrina ella sólo había sido un deber; por otro lado, con el cambio de una vida acomodada a una mucho más humilde, se habían roto muchos de los sueños e ilusiones que tenía. Tras esto, la vida de Sara se convertirá en una lucha y un continuo esfuerzo por salir de donde estaba y recuperar parte de lo que había tenido. Pero había una cosa que creía que nunca iba a recuperar: la capacidad de poder confiar en alguien. Son muchas las cosas que le pasan a Sara después de que su madrina la eche, pero no voy a desgranarlas todas que si no, no acabo.
La de Juan Olmedo es una historia también bastante trágica. Lo conocemos en su juventud y podemos observar cómo es la relación que mantiene con sus hermanos, ambos más chicos que él. Sobre todo con Damián. Ambos son dos polos opuestos: Juan es el hermano tímido, serio, educado, buen estudiante... mientras que Damián es el revoltoso, el cae bien a todo el mundo, el que decide abandonar los estudios... Al principio, no se llevaban mal, más bien se complementaban el uno al otro. Pero todo cambiará cuando aparece en escena una mujer: Charo. Charo había salido primero con Juan, al que dejó, sobre todo, porque prácticamente se aburría con él. Luego salió con Damián, con quien finalmente se casa. Pero a pesar de eso, Charo y Juan continúan su relación ahora como amantes. El amor que Juan sentía por Charo no conocía límites. Charo, en cambio, parecía estar jugando con él todo el tiempo.
Y estas son las dos historias principales a lo largo de la obra. Los saltos temporales, como ya he indicado antes, son continuos, y así vemos cómo transcurre la vida de los protagonistas en la actualidad y cómo fue su pasado.
En el presente destaca la figura de Maribel, la asistenta de ambos, que se convierte en la principal causa para que Sara y Juan se conozcan e inicien una singular amistad. Y Maribel, como todos los personajes de esta novela, tiene una historia trágica a sus espaldas. La de ella es como la de muchas personas que conocemos. Se enamoró de la persona menos indicada, se quedó embarazada y su marido la abandonó al poco tiempo de nacer su hijo. Quizás por esto, éste es el personaje que mejor me cae. Porque su historia me recuerda a la historia de gente que conozco. Ella es un tanto vulgar, sin formación, un poco brutita, pero sencilla y con los pies en el suelo. Las páginas que más he disfrutado leyendo son aquellas en las que vemos el inicio de su aventura con Juan. Una aventura que, en principio, por parte de ambos, no parece conducir a nada pero que, poco a poco, y sin darse ellos cuenta, se va consolidando.
En definitiva, este es un libro que me ha gustado mucho, sobre todo por sus personajes. Ellos son gente normal que arrastran un pasado difícil. Y los vemos crecer, los vemos cambiar, los vemos enfrentándose a sus problemas, los vemos sufrir, llorar... Almudena Grandes construye de forma magistral la personalidad de cada uno de ellos. El único "pero" que puedo ponerle a la obra es su estilo, denso, a veces pesado, con una casi total ausencia de diálogos. Y al mismo tiempo su prosa es una prosa rica, llena de adjetivos, de metáforas bellamente construidas. No creo exagerar al considerarla una de las mejores narradoras en el panorama literario español actual.