Las flores de la guerra de Geling Yan

El ejército japonés ha entrado en la capital china matando a todo el que se cruce en su camino. La guerra ha atrapado a Shujuan junto con otras doce estudiantes en el desván de la parroquia Santa María Magdalena, al cuidado del padre Engelmann. Cuando la misteriosa y seductora Zhao Yumo llega al frente de un grupo de prostitutas en busca de refugio, las niñas y los clérigos deben adaptarse para convivir entre los muros del templo.

De nuevo me enfrento a los horrores de la guerra. Pero esta vez de un episodio del que conozco muy poco, la masacre de Nanjing. Así que mucho he aprendido de este libro y mucho he sufrido también, que consigue Geling Yan hacernos sentir el dolor, el miedo, el sufrimiento, la angustia, que los protagonistas de esta historia sienten en todo momento.

En un único escenario se desarrolla esta novela, en la parroquia de Santa María Magdalena. Ahí terminan conviviendo doce estudiantes, que están al cuidado del padre Engelman, y un grupo de prostitutas que no tiene otro sitio donde ir. Ahí se esconden todos, intentando mantenerse apartados de la cruel guerra. E incluso en tiempos tan difíciles, se producen distinciones entre ellos. Se procura que las estudiantes estén lejos de las prostitutas, y mientras éstas últimas son relegadas al sótano, a la parte baja de la casa, las doce niñas viven en el desván, la parte alta. Las conversaciones entre ellas son escasas y en la mayoría de las ocasiones terminan en trifulcas. Las estudiantes, que han crecido alejadas casi del mundo real, desprecian a las prostitutas, aunque les producen también cierta curiosidad, por la vida que llevan, por sus maquillajes, por sus vistosos trajes...  El estar alejadas del mundo no significa que estén alejadas de sus pecados. La envidia y el egoísmo son rasgos acusados en algunas de estas estudiantes.

Las prostitutas no han tenido una vida fácil. En algunas, los signos de la vejez ya empiezan a mostrarse y lo ocultan con maquillaje, con preciosos vestidos... A ellas la vida les ha enseñado que a veces es bueno estar solas, pero que en muchas ocasiones, para enfrentarse a ella, es necesario la ayuda de otros. Y en esta guerra que les ha tocado vivir, serán ellas las que ayuden, las que se sacrifiquen. Sacarán todo su valor y demostrarán que habrán podido prostituir su cuerpo, pero no su alma. Entre las prostitutas destaca Zaho Yumo, quien parece su líder, y que protagoniza un emotivo final. Es uno de los pocos personajes que sobresale en el libro, junto a la figura del padre Engelman.

Con un lenguaje muy sencillo, la autora plasma todos los horrores que se producen en las guerras. Nos hace sentir todo lo que los protagonistas pasan: el hambre, la sed, la suciedad, la falta de higiene, el miedo, la angustia, la muerte... Es increíble el modo en la que la autora logra transmitir todo esto. 

El final de esta novela es inmejorable. Hay sacrificios por parte de muchos de sus protagonistas. Sacrificios que nos emocionan y nos ponen un nudo en la garganta. Sacrificios que nos llevan a pensar que no podemos nunca juzgar a nadie, porque quien menos pensábamos es el que nos va a ofrecer su ayuda. Sacrificios que nos devuelven un poco de esperanza en el ser humano.

Una novela dura, dramática, con escenas que nos van a sobrecoger y qué nos hacen pensar una vez más en por qué el ser humano es capaz de cometer tantas atrocidades.