Virginia Woolf
Trad: Laura Pujol
Austral, 2016
En 1928 a Virginia Woolf le propusieron dar una serie de charlas sobre el tema de la mujer y la novela. Lejos de cualquier dogmatismo o presunción, planteó la cuestión desde un punto de vista realista, valiente y muy particular. Una pregunta: ¿qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas? Una sola respuesta: independencia económica y personal, es decir, Una habitación propia. Sólo hacía nueve años que se le había concedido el voto a la mujer y aún quedaba mucho camino por recorrer. Son muchos los repliegues psicológicos y sociales implicados en este ensayo de tan inteligente exposición; fascinantes los matices históricos que hacen que el tema de la condición femenina y la enajenación de la mujer en la sociedad no haya perdido ni un ápice de actualidad. Partiendo de un tratamiento directo y empleando un lenguaje afilado, irónico e incisivo, Virginia Woolf narra una parábola cautivadora para ilustrar sus opiniones. Un relato de lectura apasionante, la contribución de una exquisita narradora al siempre polémico asunto del feminismo desde una perspectiva inevitablemente literaria.
Virginia Woolf en este ensayo habla del papel de la mujer en la historia de la literatura. Y llega a una sola conclusión:
“Una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas“.
¿Qué significa esto? Que la mujer necesita no solo independencia ecónomica, sino también personal. Necesita de un espacio que considere suyo, para poder escribir. Algo que parece tan básico y tan elemental, pero que aún hoy, no se cumple. Y es lo que más nos sorprende tras la lectura de este ensayo: su total vigencia.
En Una habitación propia no se limita la autora a hablar de la situación de la mujer en la historia de la literatura. Porque para comprender esta situación, es necesario primero, comprender la situación de la mujer en la sociedad. Y la mujer siempre ha estado limitada, siempre ha estado por detrás del hombre, sin apenas derechos... La exposición que realiza Woolf es magnífica, con una prosa sencilla, fácil de leer, fácil de comprender. Quizás el principio me ha desconcertado un poco, porque parecía alejarse de la idea principal, pero al final todo cobra sentido. Todo tiene su justificación.
Un ensayo imprescindible, que nos recuerda todo el camino que ya hemos hecho. Y que nos anima a seguir caminando, porque aún queda mucho por hacer. Sí, hemos avanzado mucho en estos últimos años. Ahora tenemos más medios, más recursos, pero aún tenemos mucho que hacer para conseguir esa igualdad tan deseada.
“No necesito odiar a ningún hombre; no puede herirme. No necesito halagar a ningún hombre; no tiene nada que darme”.
Ya te comenté cuando dijiste que lo ibas a leer que era un gran pendiente que tenía y que antes de acabar el año quería leerlo... el primer paso ya está dado y lo tengo ya en casa. Lo de leerlo, a ver cuándo le saco el hueco :)
ResponderEliminar¡Besote!
Lo leí hace muchísimo y aún recuerdo la impresión que me dejó y cómo me impactó esa idea tan sencilla del dinero y la habitación. Creo que me la grabé a fuego, porque soy completamente independiente y tengo mi propio espacio. Bienes, ambos, que vendo muy caros. Parece mentira que ya en aquella época una mujer tuviera ese pensamiento tan claro cuando hoy en día aún hay muchas mujeres que no lo tienen. Imprescindible. Sin duda. Después de leerte siento un gran deseo de repetir.
ResponderEliminarBesos.
Pues nunca la he leído. Algunas veces he intentado novelas pero me gustan más sus opiniones que su ficción. De ella sólo leí un diario y me gustó mucho. Lo de la habitación parece una obviedad pero el libro aún es necesario.
ResponderEliminarBesos
Hola! Siempre que vemos reseñas de esta autora decimos que antes o después tenemos que leerla porque tiene pinta de ser una maravilla, con unos valores igualmente geniales.
ResponderEliminarUn beso
¿Te puedes creer que a estas alturas de la vida no he leído aún a Virginia Woolf?
ResponderEliminarHola Margari!! No he leído nada de VW, por lo que comentas de esta novela, debe caer sí o sí. ¡Genial reseña! Besos!!
ResponderEliminarTengo pendiente estrenarme con la autora todavía, veremos a ver por cuál me decido para empezar a leerla =)
ResponderEliminarBesotes
¡Hola! Me apetece muchísimo leer este libro, espero leerlo tarde o temprano. Un besote :)
ResponderEliminarVirginia es maravillosa en sus opiniones por lo adelantadas a su tiempo que eran sus ideas. Y es triste pensar que ella y su legado siguen siendo necesarios.
ResponderEliminarNecesito reencontrarme con esta autora, intenté leer Orlando y no logré terminarla así que siento que debo sacarme esta espinita. Probaré con este título, más reflexivo y alejado de la ficción.
Un besin
¡Hola! ^^
ResponderEliminarEs un libro del que he oído hablar mucho, y supongo que lo leeré en algún momento, pero no tengo prisa. Tampoco sé si será para mí, pero quiero darle una oportunidad al menos.
Besos!
Aun no he leído nada de la autora, pero este será de los primeros en caer.
ResponderEliminarUn beso :)
La verdad es que el tema me resulta interesante y después de leer tu reseña espero poder leerlo en breve, y también espero "no cabrearme" con algunos temas de los que se hablan en el libro. Gracias
ResponderEliminarUno de mis eternos pendientes, a ver cuando me pongo!!!
ResponderEliminarUn beso!
Pues se puede decir más alto pero no más claro: un ensayo imprescindible. Me gusta mucho leer a Virginia Woolf, sobre todo cuando es ensayo, porque expone las ideas con mucha claridad y concisión, porque es respetuosa pero contundente y porque sabe ir a la esencia de las cosas. Este es uno de mis libros preferidos de la autora. Besos.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarA principios de año, leí Un mundo al revés, en el que se exponía el mundo occidental pero como un matriarcado, bastante interesante aunque algo superficial, como para entrar un poco en materia feminista. No he leído muchísimo sobre el tema, pero, de lo que he probado, Una habitación propia me parece de lo mejor, Woolf engancha fácilmente y se explica que da gusto.
Sin duda, un buen libro de cabecera.
¡Un saludo!