Es raro ser niña de Mildre Hernández

Una novela cortísima absolutamente deliciosa. Se empieza y es imposible dejarla hasta que la has terminado. Pero cuando la terminas, te ha sabido tan a poco que vuelves a empezarla. Y ahora te detienes a disfrutarla, a saborearla, a captar todos los matices, todas las reflexiones que inundan todas y cada una de las páginas de esta magnífica historia.

Cuasi es la niña protagonista de este libro. Una niña casi adolescente, que nos roba parte de nuestro corazoncito. Imposible no quererla, imposible no sonreír, no sentir una infinita ternura por este personaje. Ella nos va a hablar de la vida y de sus problemas, pero siempre desde su punto de vista. Y es una niña, rozando la adolescencia, pero una niña. Es ella la que nos habla durante toda la novela, la que nos cuenta todo, así que el lenguaje es coloquial, sencillo, fresco... Y nos va hablando de su madre, Alma, y de sus problemas con su amiga Vida... Simbólicos todos los nombres. Nos habla de su padre, de sus amigos... Y siempre con un tono optimista, divertido. Porque Cuasi es así, porque la vida a través de sus ojos es sencilla. Somos los adultos quienes la complicamos. Y ella lo demuestra ayudando a su madre en su lucha contra la vida...

La sencillez del libro hace que cualquier lector de cualquier edad pueda leerlo. Pero sí creo que hay matices que a los niños se le pueden escapar. Que somos los adultos quienes nos damos cuenta. El niño ve la belleza y la sencillez de esta historia y queda cautivado. Nosotros apreciamos su parte crítica. Y es que la crítica va dirigida contra nosotros, contra el adulto, que hemos perdido la inocencia de la niñez, que nos hemos complicado la existencia, que nos enfadamos por cualquier tontería, que no sabemos ver las soluciones a nuestros problemas aunque estén delante nuestra... Que no sabemos apreciar que los niños son también personas que escuchan, que sienten y comprenden. Creemos que por su edad no lo van a entender, y entienden. Lo que ocurre es que no les explicamos...

Un libro absolutamente recomendable, por su bellísima historia, por un personaje al que tomas un cariño inmenso y al que cuesta trabajo olvidar, y por una prosa llena de lirismo, hermosa, sencilla y cautivadora.