Las herederas de la SingerAna Lena Rivera
Grijalbo, 2022
El día que la joven Aurora se vio obligada a trabajar en la mina tras
el accidente de su padre, se juró a sí misma hacer lo que fuera
necesario para salir de aquel infierno.
Un matrimonio sin amor y
la máquina de coser Singer de segunda mano que recibe como regalo de
bodas le proporcionarán una nueva forma de salir adelante, hasta que un
terrible suceso convierte la Singer en la única prueba de la amenaza
que la perseguirá toda la vida.
Muchos años después, la
complicidad que teje con su biznieta Alba desvelará el secreto que ha
planeado sobre las mujeres de su familia.
Las herederas de la Singer está protagonizada por cuatro
generaciones de mujeres de una misma familia, desde la primera,
Aurora, que nace en 1922, hasta la última, en 1995. A través de
ellas, la autora consigue mostrar la evolución de la sociedad a lo
largo del siglo XX y comienzos del XXI. El cambio de vida, sobre todo
para las mujeres, mostrando todo lo que han avanzado y remarcando que
aún hay que seguir luchando para seguir avanzando.
La autora consigue
plasmar bien cada época, los cambios sociales y culturales que se
van produciendo. Y consigue plasmar a la perfección cómo vivían
las mujeres en cada uno de esos momentos. Marcadas cada una por su
época, cada una afronta los problemas con los que tiene que luchar
de diferente manera, pero siempre luchando. Cada una busca su
felicidad a su manera, porque todas tienen diferente carácter, pero
todas se revelan como personajes fuertes, aunque algunas tengan que
descubrir aún que lo son. Y, sobre todo, se revelan como personajes
muy humanos, que nos van a despertar sentimientos encontrados a lo
largo de la novela. En algunos momentos nos despiertan todo nuestro
cariño y compasión y en otros llegamos a odiarlas, porque no
llegamos a comprender sus comportamientos, sus actitudes, sus
reacciones. Lo que no dejan, en ningún momento, es indiferente.
Destacable en esta
novela es su estructura. Para darle el mismo protagonismo a todos sus
personajes, la autora ha optado por ir alternando capítulos
protagonizados por cada una de ellas, en diferentes épocas. Así en
unos nos vamos hacia atrás hasta la época de la posguerra y en
otros estamos en la actualidad. Al principio es un poco lioso, pero a
medida que vas avanzando, te vas haciendo con esta forma de narrar,
sabiendo que es la única manera que tiene para que vayamos
conociendo en profundidad a cada personaje y comprendamos el por qué
de ciertas actitudes. Y porque de esta manera la autora consigue que
veamos el gran parecido que hay entre Aurora, la bisabuela, y Alba,
la biznieta, dos mujeres de personalidad arrolladora, inteligentes,
fuertes, reivindicativas. Aurora se ve reflejada en Alba. Sabe que si
ella hubiera vivido en esta época, sería como ella. Y sabe que si
Alba hubiera vivido lo que ella vivió, se hubiera comportado de la
misma manera. Por eso se abre tanto con ella, llegando a confesarle
ese secreto que a nadie se ha atrevido a contar y que le ha mantenido
asustada años y años.
Y no digo más,
porque esta es de esas novelas que hay que leer sin saber mucho de
ella, para disfrutar de cada página, de cada historia, de cada
personaje. Una novela llena de emociones, de sufrimientos, de amor,
de lucha, de coraje. Una novela de las que se quedan mucho tiempo
vivas en nuestra memoria. Una novela que sé ya que va a estar entre
mis mejores lecturas del año.