Lágrimas de Oro
José Luis Gil Soto
Espasa, 2022
Panamá, Castilla del Oro, 1524. En la sacristía de una pequeña iglesia del Nuevo Mundo, tres hombres se reúnen a la luz de los velones. Uno de ellos, serio, enjuto, con una poblada barba ya cana, habla a los otros de las maravillas que algunos dicen que existen en lugares aún ignotos de la Mar del Sur. Es su empeño reunir dineros suficientes para emprender la conquista de esos nuevos territorios para mayor gloria del rey de España y la Santa Madre Iglesia. Él, hijo bastardo de un afamado capitán, después de años en las Indias, arriesgando vida y capital con cierta fortuna, aún necesita demostrar a su ya fallecido padre que era merecedor de su apellido. Este hombre es Francisco Pizarro. El descubrimiento y la conquista de Perú acaban de comenzar.
El Cusco, imperio inca, 1524. Huayna Cápac, Sapa Inca, Único Señor, regresa a la capital de su imperio. Acaba de apaciguar a los pueblos que no han querido reconocer al único dios, el padre Sol, y el gobierno del Inca. Con él regresan sus hijos y juntos saldrán a guerrear de nuevo. No pueden imaginar que el imperio está llegando a su fin. Una guerra fratricida ayudará a aquellos que aparecen en la profecía del dios Viracocha.
Sevilla, abril de 2019. La teniente Rebeca Parma, del Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil, está a punto de llegar al aeropuerto de Sevilla para empezar unas merecidas vacaciones. Suena el móvil. Es su comandante: en Conquista de la Sierra, un pueblo cacereño próximo a Trujillo, acaban de robar el collar de oro y esmeraldas que adorna a la Virgen, una joya inca de incalculable valor. Contrariada, comienza una investigación que la llevará a París en busca del ladrón.
Es la segunda vez que me acerco a este autor. Su anterior novela, Madera de savia azul me conquistó por completo. Y con ésta, Lágrimas de oro, lo ha vuelto a hacer, mezclando en esta ocasión novela histórica, género que ya sabía que dominaba, con novela policíaca, que creo que es la primera vez que escribe. Y la combinación aprueba con nota.
Por un lado nos trasladamos al siglo XVI para conocer a Francisco Pizarro y saber de todas las vicisitudes por las que tuvo que pasar para poder atravesar el Atlántico y descubrir y conquistar nuevos territorios para la Corona. Territorios de los que se decía que eran ricos en oro, pero en aquellos años nada se sabía con seguridad. ¿Merecerá la pena ese duro viaje, con tantos sacrificios, tantas vidas destrozadas? Y no solo encontrará el enemigo Pizarro en esas tierras desconocidas. También los encontrará entre los suyos, unos por el miedo y la desesperación, otros por envidia, y otros por sentirse traicionados.
No abandonamos ese siglo y nos lleva el autor a conocer el imperio Inca. En esos mismos años en los que Pizarro está descubriendo su territorio, ellos están inmersos en una guerra civil tras la muerte de su rey y de su sucesor. Huáscar es el legítimo sucesor, pero Atahualpa, su hermano se cree con derecho al trono, al ser mejor guerrero y al ser quien ha llevado al Imperio a su máxima extensión. No faltarán los combates, pero también conoceremos mucho de la historia, de la cultura y de las costumbres de este imperio. Y esta guerra civil será el principal motivo que facilitará la rápida conquista por parte de Pizarro, al encontrarse a un pueblo cansado, roto, dividido.
La tercera trama nos lleva a 2019. Rebeca Parma, teniente de la Guardia Civil, tendrá que investigar el robo de un collar en una iglesia de un pequeño pueblo de Cáceres. Un collar que tendrá mucha relación con Pizarro y el imperio inca.
El autor consigue ir llevándonos de una historia a otra con suma facilidad. En un principio creía que iba a ser la trama contemporánea la que más me gustase, pero al final he quedado conquistada sobre todo por la trama que se desarrolla en el siglo XVI. Saber más de Pizarro, de todo lo que tuvo que pasar, que sufrir… Que en los libros de texto del colegio se ve todo sencillo, porque solo se nos cuenta que Pizarro descubrió Perú. Pero no nos contaban todo lo que este duro viaje implicaba. Y que no siempre eran bien recibidos. Y reconozco que no sabía nada de la cultura inca, y esta parte la he disfrutado mucho también. El autor nos da mucho detalles, se entretiene en las descripciones, pero lo hace de forma tan amena y encaja todo tan bien en la historia, que disfrutamos mucho en esta parte y aprendemos mucho también.
En definitiva, Lágrimas de oro es una novela que brilla por sus personajes, por sus tramas, por su exquisita ambientación en la que se nota el gran trabajo de documentación que ha realizado el autor, por el ritmo que le imprime a cada historia… Una novela que he disfrutado de principio a fin y que no puedo dejar de recomendar.