"El juego de los niños" es una novela sobrecogedora que nos sumerge en una inquietante y sorprendente pesadilla, en la más apocalíptica realidad que mente humana pueda concebir. Novela de culto e hito del género de terror, nos reencontramos con "El juego de los niños" 35 años después de su primera y única edición y continúa igual de viva.
Esta novela sirvió de base para la película de Narciso Ibáñez Serrador ¿Quién puede matar a un niño?
En
este libro nos encontramos con una pareja protagonista, que decide
pasar unos días de relax y descanso en una pequeña isla. Tienen dos
hijos a los que han dejado con la abuela y están esperando ser padres de
nuevo. Pero antes de que ese momento llegue, buscan unos días para
estar solos, para disfrutar de unos días de tranquilidad. Y deciden ir a
esa isla que el marido recordaba por haber pasado allí momentos de su
niñez. Pero cuando llegan a la isla, algo extraño sucede... No
encuentran a nadie, no ven a nadie... Ni siquiera las gaviotas están en
el muelle... Y desde ese momento el autor va creando una atmósfera
inquietante, angustiosa, que produce un malestar y desazón en el alma y
en el cuerpo que cuesta quitar. Hay momentos crueles, momentos que una
lee y está pensando que son cosas que nunca deberían pasar... Porque
quien las está realizando... No, cuesta trabajo creer que las manos de
seres tan inocentes puedan causar ese daño, ese dolor, puedan disfrutar
tanto de la violencia gratuita. Cuesta trabajo creerlo. No queremos
creerlo.
Es
una novela tremendamente ágil, que no se pierde en descripciones largas,
que no se entretiene en largos diálogos. Es una novela corta que usa
las palabras justas para perfilar los personajes y para presentar la
trama. Y lo hace realmente bien. Desde que la pareja protagonista llega a
la isla, el autor sabe mantenernos en tensión, a la espera de lo que va
a suceder en la siguiente página. Porque siempre sucede algo. Porque
nos mantiene en vilo por el futuro de los personajes principales. Y es
que la maldad está presente en la isla. La maldad en estado puro. Una
maldad dispuesta a arrasarlo todo, a destrozarlo todo, sin miramientos,
sin remordimientos... Y lo peor es que no sabemos enfrentarnos a ella.
Porque son los niños los que provocan todo ese caos, son los niños los
seres crueles que matan, asesinan, torturan... Pero, como bien dice la
pelicula de Chicho Ibáñez Serrador, quien realizó una adaptación de este
libro, ¿Quién puede matar a un niño?
El pueblo de los malditos
(1960) empieza en un tranquilo pueblo, donde, un día, algo invisible,
algo que nadie es capaz de averiguar qué es, deja a todos los habitantes
del pueblo inconscientes. Varias horas después despiertan y reanudan su
vida con normalidad. Hasta que varios meses después, todas las mujeres
del pueblo descubren que están embarazadas. Esta noticia no será
recibida con alegría por todo el mundo. Al contrario, originará
conflictos, ya que muchos no conocen quién es el padre de la criatura.
Los niños nacerán, pero pronto empiezan a mostrar que no son seres
normales. Crecen demasiado rápido, y sus ojos, brillantes... Esos ojos
causan terror...
Una
de las cosas que más me ha gustado de esta película es su ritmo.
Empieza de una forma lenta, pausada, pero a medida que avanzamos, la
acción se sucede. La tensión aumenta, y a pesar de que el paso de los
años también se hace notar en esta película, acabamos enganchados
queriendo saber el final. Y desde luego la escena final es de diez. Y
otra vez encontramos como sin efectos especiales, sin escenas
sangrientas y crueles, se puede crear y se puede transmitir esa
atmósfera de tensión y miedo que se instala en el pueblo. Miedo a esos
niños que se van revelando como criaturas que no son humanas. Niños que
sólo necesitan actuar de forma fría, de forma distante para producir
miedo. Niños extremadamente inteligentes y capaces de controlar la mente
humana. Y su condición de niños hace que cueste trabajo enfrentarse a
ellos...
Nos
encontramos de nuevo con una historia a la que no le hace falta de
grandes recursos para causar inquietud, para meternos algo de miedo en
el cuerpo. Una historia que va de menos a más. No es, quizás, de las
mejores películas del género, pero se disfruta viéndola.