En la casa vacía,
Manuel Barea
Alrevés, 2020
«Tu cuerpo no es nada frente a un muro de hormigón.» ¿En qué momento exacto se torció todo? ¿En qué punto tu cuerpo se convirtió en un estorbo, en un cruel recordatorio de un pasado al que no tienes más remedio que volver? Posiblemente estas sean algunas de las preguntas que se hace Eva, la protagonista de esta novela, a quien el peso de las miradas, las palabras y los deseos ajenos resulta cada vez más insoportable. Presa de un dolor físico constante y de una rutina que tampoco parece tener fin, se ha visto obligada durante los últimos diez años a malvivir encadenando trabajos como chapuzas a domicilio y camarera, realizando día tras día el mismo trayecto sin escalas, ese que va desde la apatía a la resistencia y viceversa. Sin embargo, cuando finalmente el dinero se acabe y su casera le ordene abandonar su hogar, Eva también se verá obligada a regresar al único lugar que en el fondo ha conocido, la casa de sus padres, la de su infancia, aquella que una noche abandonó sin mirar atrás
Esta
es una novela que va de menos a más. Y es que me costó entrar en ella.
Quizás por esos primeros capítulos de frases muy cortas, concisas y
directas. Sí, se leen muy rápido, pero al ser siempre así, me ha costado
meterme en la historia. Como si no encontrara el ritmo adecuado para su
lectura. Y por esa razón me ha costado empatizar con su personaje
principal. Pero una vez terminada la lectura, me planteo si no es esa la
intención del autor. De no ponértelo fácil, para que no te encariñes
con el personaje desde el principio. Incluso sucede lo contrario. Que te
cae mal. Que la juzgas ya en las primeras páginas sin apenas conocerla.
Por su forma de hablar, por su forma de comportarse. Pero luego
llegamos al capítulo final, donde el autor abandona ese estilo tan
directo y empezamos a conocer verdaderamente al personaje, cuando vuelve
a casa de sus padres, cuando no tiene más remedio que enfrentarse a sus
demonios. Cuando nos deja un final que me ha dejado absolutamente
noqueada. Me apunto bien el nombre de Manuel Barea, que creo que nos va a
dejar grandes historias en el futuro.