Las tres heridas de Paloma Sánchez-Garnica

Ernesto, un escritor siempre a la búsqueda de su gran obra, encuentra una antigua caja de latón que contiene la fotografía de una joven pareja, Mercedes y Andrés, junto con unas cartas de amor. Comenzará a indagar en la historia de la pareja a través de los datos que obtiene de las cartas. La intrigante imagen, tomada el día que empezaba la guerra civil, y el posible destino de sus dos protagonistas le ayudarán a escribir su gran novela mientras se convierte en testigo de las heridas del amor, de la muerte y de la vida.

Las tres heridas es una novela de reconciliación, de sentimientos, de amores y de ausencias que nos descubre las únicas razones por las que es importante vivir y morir.

 Tenía muchas ganas de leer este libro del que no paro de ver reseñas buenísimas. Así que cuando Laky me informó de la iniciativa de Priceminister para elegir el mejor libro del año y ví éste entre la lista, no perdí la magnífica oportunidad para hacerme con él. Muchísimas gracias tanto a Laky, que siempre está atenta a todo, y a Priceminister, que he disfrutado muchísimo con la lectura de este libro.

  Paloma Sánchez-Garnica nos ofrece con Las tres heridas una gran novela. Volvemos a encontrarnos con la guerra civil española, pero tratada de un modo que nos atrapa, que nos conmueve, que nos gusta. No se centra sólo en los entresijos políticos de la guerra. A ella le importa el pueblo, le importa la gente. Y nos muestra cómo esta gente vivió durante estos años. Gente a la que no le movían intereses políticos alguno y, de repente, sufrían las consecuencias de las decisiones de otros. Y tuvieron que padecer, tuvieron que sufrir unos años terribles, rodeados sólo de miseria, de hambre, de dolor, de muerte... Y no importa el bando en el que uno estuviera. El sufrimiento era el mismo, para unos y para otros. 

Son muchos los personajes que aparecen en esta novela, cada uno con sus ideas políticas, otros sin ideas... Pero todos se ven obligados a participar de una forma u otra en esta cruel guerra que sólo provocó odios, separaciones, traiciones, recelo, desconfianza... Son personajes cercanos, sencillos, reales, tremendamente humanos. Sufres con su dolor, con su angustia, con su falta de esperanza, con su tragedia...  Y no puedes evitar pensar en cuántas historias parecidas sí habrán ocurrido. No puedes evitar recordar aquellas batallitas que te contaba tu abuelo y  que tanto se parece a lo que cuenta este libro. Ese miedo a hablar porque nunca se sabe quién está escuchando, porque no sabes quién te puede traicionar. Esa tristeza por haber perdido a un hermano en una guerra injusta, sólo porque no estaba en el sitio adecuado, en el momento adecuado... 

Pero volvamos a  la novela. Una novela que brilla por su objetividad. No se decanta por ningún bando. Nos muestra  las miserias, las atrocidades que cada uno de ellos cometió. Y nos muestra como fueron años  que muchos indeseables aprovecharon para hacer su propio negocio aprovechando las desgracias de otros. Como muchos aprovecharon esa guerra para sus propias venganzas, para sus propias maquinaciones. Andrés es víctima de la venganza. Si no, no hubiera ido posiblemente a la guerra. Mercedes también es otra  víctima, al ser utilizada por la familia Cifuentes para su propio beneficio participando en el secuestro de su hijo recién nacido... Es ésta una de las escenas más dolorosas, más conmovedoras, que más nos hace gritar de rabia e impotencia... 

Una historia contada con muy buen ritmo, con capitulos cortos y dinámicos, con mucha acción. Y con esa estructura que tanto nos gusta que va alternando el pasado con el presente, nos ofrece la autora un abanico de personajes perfectamente perfilados e historias magistralmente desarrolladas. Porque todos los personajes van calándonos. Si en principio, por la época en que se desarrolla, son Andrés, Mercedes, Teresa, los personajes que se van adueñando de nuestro corazón, poco a poco, Ernesto, ese escritor que está indagando en sus vidas, ese escritor que busca esa historia que le permita destacar como novelista, también va encontrando un hueco en ese corazón. Y nos sorprende al final hasta la propia Rosa, su criada, un personaje que parecía invisible pero que en cierto momento, toma la palabra y ... ¡Vaya manera de tomar la palabra!

Sólo un pero puedo ponerle a esta gran novela. De nuevo nos encontramos con errores ortográficos y algunos bastante graves. Hay también algunos errores gramaticales, lo que duele incluso más. Una pena porque esta novela se merece una edición cuidada, sin fallos, impecable. Espero que pronto podamos tenerla en las manos.