¡Cómo engaña Sancho a nuestro caballero! Cuando don Quijote le pide que le relate sin faltarle ningún detalle sobre su encuentro con Dulcinea, Sancho hace gala de una gran imaginación y suelta mentira tras mentira a su amo. De nuevo vemos dos mundos enfrentados. Si don Quijote habla de Dulcinea como si fuera una dama cultivada, exquisita, educada, Sancho la retrata como una aldeana falta de encantos:
Llegaste, ¿y qué hacía aquella reina de la hermosura? A buen seguro que la hallaste ensartando perlas, o bordando alguna empresa con oro de cañutillo para este su cautivo caballero.
-No la hallé -respondió Sancho- sino ahechando dos hanegas de trigo en un corral de su casa.
-Pues haz cuenta -dijo don Quijote- que los granos de aquel trigo eran granos de perlas, tocados de sus manos. Y si miraste, amigo, el trigo ¿era candeal, o trechel? -No era sino rubión -respondió Sancho.
-Pues yo te aseguro -dijo don Quijote- que, ahechado por sus manos, hizo pan candeal, sin duda alguna. Pero pasa adelante: cuando le diste mi carta, ¿besóla? ¿Púsosela sobre la cabeza? ¿Hizo alguna ceremonia digna de tal carta, o qué hizo?
-Cuando yo se la iba a dar -respondió Sancho-, ella estaba en la fuga del meneo de una buena parte de trigo que tenía en la criba, y díjome: ''Poned, amigo, esa carta sobre aquel costal, que no la puedo leer hasta que acabe de acribar todo lo que aquí está''.
Frente al lenguaje culto y cuidado de don Quijote, el habla de Sancho es rústico, simple. Incluso demuestra su poco conocimiento de los refranes al decir "más vale pájaro en mano que buitre volando" en vez de "más vale pájaro en mano que cientos volando"; o "porque quien bien tiene y mal escoge, por bien que se enoja no se venga" en vez de "quien bien tiene y mal escoge, por mal que le venga no se enoje".
Destaca también la aparición de Andrés, aquel joven que en capítulos anteriores, don Quijote creyó salvar de la crueldad de su amo. Pero en este reencuentro, el joven cuenta la verdad de lo que sucedió después. Así que cuando don Quijote pretende de nuevo ayudarlo, él la rechaza:
Por amor de Dios, señor caballero andante, que si otra vez me encontrare, aunque vea que me hacen pedazos, no me socorra ni ayude, sino déjeme con mi desgracia; que no será tanta, que no sea mayor la que me vendrá de su ayuda de vuestra merced, a quien Dios maldiga, y a todos cuantos caballeros andantes han nacido en el mundo.
Nuestro pobre caballero no sabe donde esconderse después de estas palabras...
Íbase a levantar don Quijote para castigalle, mas él se puso a correr de modo que ninguno se atrevió a seguille. Quedó corridísimo don Quijote del cuento de Andrés, y fue menester que los demás tuviesen mucha cuenta con no reírse, por no acaballe de correr del todo.
Yo estos días me estoy quedando atrasada...
ResponderEliminarBesos
Yo llevo atrasada ya algunos meses. Queria a finales de este ponerme al dia y poder cerrar el año con el reto correctamente. A ver si lo consigo :) Besos
ResponderEliminarHola Margari me parece una iniciativa muy buena para animar a los lectores con "El Quijote". Espero que sigas disfrutando.
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