Capítulo V:
Lo más destacable de este capítulo es el recurso que emplea Cervantes para hacer más real, para dar mayor sensación de verosimilitud a su historia. Como Sancho aquí habla en un tono elevado, de forma culta, a Cervantes no se le ocurre otra manera de justificarlo sino argumentando que este capítulo podría ser apócrifo:
(Llegando a escribir el traductor desta historia este quinto capítulo, dice que le tiene por apócrifo, porque en él habla Sancho Panza con otro estilo del que se podía prometer de su corto ingenio, y dice cosas tan sutiles, que no tiene por posible que él las supiese; pero que no quiso dejar de traducirlo, por cumplir con lo que a su oficio debía; y así, prosiguió diciendo:)
Atendiendo al nivel cultural de Sancho y su mujer, la conversación entre ellos debería haber sido más tosca, más ruda... En cambio, Sancho habla en todo momento de forma culta. Parece que él ha tomado el papel de don Quijote y Teresa, su mujer, el suyo. Ahora es Sancho quien incluso corrige a su mujer. Ahora es Sancho quien está dispuesto a salir de nuevo en busca de aventuras y su mujer quien lo frena. Ahora es Sancho quien dice locura tras locura y su mujer intenta ponerle los pies en el suelo...
-Yo no os entiendo, marido -replicó Teresa-: haced lo que quisiéredes, y no me quebréis más la cabeza con vuestras arengas y retóricas. Y si estáis revuelto en hacer lo que decís...Capítulo VI:
-Resuelto has de decir, mujer -dijo Sancho-, y no revuelto.
Un nuevo capítulo en el que nuestro caballero demuestra todo su ingenio. A cada reproche de su sobrina y el ama, él tendrá una respuesta que, en su mundo, tiene su lógica:
Y también realiza atinadas distinciones entre caballeros:-Mira, amiga -respondió don Quijote-: no todos los caballeros pueden ser cortesanos, ni todos los cortesanos pueden ni deben ser caballeros andantes: de todos ha de haber en el mundo; y, aunque todos seamos caballeros, va mucha diferencia de los unos a los otros; porque los cortesanos, sin salir de sus aposentos ni de los umbrales de la corte, se pasean por todo el mundo, mirando un mapa, sin costarles blanca, ni padecer calor ni frío, hambre ni sed; pero nosotros, los caballeros andantes verdaderos, al sol, al frío, al aire, a las inclemencias del cielo, de noche y de día, a pie y a caballo, medimos toda la tierra con nuestros mismos pies; y no solamente conocemos los enemigos pintados, sino en su mismo ser, y en todo trance y en toda ocasión los acometemos, sin mirar en niñerías, ni en las leyes de los desafíos; si lleva, o no lleva, más corta la lanza, o la espada; si trae sobre sí reliquias, o algún engaño encubierto; si se ha de partir y hacer tajadas el sol, o no, con otras ceremonias deste jaez, que se usan en los desafíos particulares de persona a persona, que tú no sabes y yo sí.
Y contesta a su sobrina cuando ésta le reprocha que no puede ser caballero por ser pobre:...no todos son corteses ni bien mirados: algunos hay follones y descomedidos. Ni todos los que se llaman caballeros lo son de todo en todo: que unos son de oro, otros de alquimia, y todos parecen caballeros, pero no todos pueden estar al toque de la piedra de la verdad. Hombres bajos hay que revientan por parecer caballeros, y caballeros altos hay que parece que aposta mueren por parecer hombres bajos; aquéllos se llevantan o con la ambición o con la virtud, éstos se abajan o con la flojedad o con el vicio; y es menester aprovecharnos del conocimiento discreto para distinguir estas dos maneras de caballeros, tan parecidos en los nombres y tan distantes en las acciones.
Gran elogio de la virtud realiza don Quijote en este párrafo. Termina el capítulo con la llegada de Sancho. Pero de lo que hablan ellos ya nos enteraremos en el próximo capítulo.Mirad, amigas: a cuatro suertes de linajes, y estadme atentas, se pueden reducir todos los que hay en el mundo, que son éstas: unos, que tuvieron principios humildes, y se fueron estendiendo y dilatando hasta llegar a una suma grandeza; otros, que tuvieron principios grandes, y los fueron conservando y los conservan y mantienen en el ser que comenzaron; otros, que, aunque tuvieron principios grandes, acabaron en punta, como pirámide, habiendo diminuido y aniquilado su principio hasta parar en nonada, como lo es la punta de la pirámide, que respeto de su basa o asiento no es nada; otros hay, y éstos son los más, que ni tuvieron principio bueno ni razonable medio, y así tendrán el fin, sin nombre, como el linaje de la gente plebeya y ordinaria. (...) De todo lo dicho quiero que infiráis, bobas mías, que es grande la confusión que hay entre los linajes, y que solos aquéllos parecen grandes y ilustres que lo muestran en la virtud, y en la riqueza y liberalidad de sus dueños. Dije virtudes, riquezas y liberalidades, porque el grande que fuere vicioso será vicioso grande, y el rico no liberal será un avaro mendigo; que al poseedor de las riquezas no le hace dichoso el tenerlas, sino el gastarlas, y no el gastarlas comoquiera, sino el saberlas bien gastar. Al caballero pobre no le queda otro camino para mostrar que es caballero sino el de la virtud, siendo afable, bien criado, cortés y comedido, y oficioso; no soberbio, no arrogante, no murmurador, y, sobre todo, caritativo; que con dos maravedís que con ánimo alegre dé al pobre se mostrará tan liberal como el que a campana herida da limosna, y no habrá quien le vea adornado de las referidas virtudes que, aunque no le conozca, deje de juzgarle y tenerle por de buena casta, y el no serlo sería milagro; y siempre la alabanza fue premio de la virtud, y los virtuosos no pueden dejar de ser alabados. Dos caminos hay, hijas, por donde pueden ir los hombres a llegar a ser ricos y honrados: el uno es el de las letras; otro, el de las armas. Yo tengo más armas que letras, y nací, según me inclino a las armas, debajo de la influencia del planeta Marte; así que, casi me es forzoso seguir por su camino, y por él tengo de ir a pesar de todo el mundo, y será en balde cansaros en persuadirme a que no quiera yo lo que los cielos quieren, la fortuna ordena y la razón pide, y, sobre todo, mi voluntad desea. Pues con saber, como sé, los innumerables trabajos que son anejos al andante caballería, sé también los infinitos bienes que se alcanzan con ella; y sé que la senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio, ancho y espacioso; y sé que sus fines y paraderos son diferentes, porque el del vicio, dilatado y espacioso, acaba en la muerte, y el de la virtud, angosto y trabajoso, acaba en vida, y no en vida que se acaba, sino en la que no tendrá fin.
Foto: http://www.islavision.icrt.cu/index.php?option=com_content&view=article&id=5920:un-testimonio-esplendente&catid=19&Itemid=112
¡Hola!
ResponderEliminarEspero que lo estés disfrutando.
Un beso!
Ains, que me tengo que poner! A ver si me termino de animar. 1beso!
ResponderEliminarLeí la primera parte hace mucho y nunca me he puesto con la segunda. Tampoco es que me apetezca mucho... espero que tú lo estés disfrutando :)
ResponderEliminarUn besito.
Hola!!!
ResponderEliminarHace muchos años que leí el Quijote, no se si volvería a hacerlo, admirable que tu vayas capítulo por capítulo.
Besos!!
http://escribadeavalon.blogspot.com
Viento en popa a toda yvela y casi declamando!
ResponderEliminarBesos
¡Veo que vas de maravilla! Un besote :)
ResponderEliminarEl capítulo 5 no me gustó mucho, pero el 6 sí: Quijote está muy ingenioso :-)
ResponderEliminarBesos!
Voy fatal este año con El Quijote !!
ResponderEliminarA seguir así!!
ResponderEliminarUn beso!
Me alegro de que sigáis con la lectura.
ResponderEliminarBesos :*
Creo que ya en el lenguaje de uno y otro se va viendo como Cervantes nos ilumina sobre esa particularidad de la novela, de Quijote hacia Sancho, de Sancho hacia Quijote. Nos pasa a nosotros, nos volvemos permeables a nuestro entorno, a la manera de hablar y actuar de quienes nos rodean.
ResponderEliminarEnhorabuena una vez más y un saludo.
Máaaas Quijote. jejejej. Estos dos no paran de tener aventuras. Un besote.
ResponderEliminarMe alegro de que lo disfrutéis, yo con El Quijote no me animo :)
ResponderEliminarBesos!
¡Qué buenos los trozos que has puesto! La verdad es que me acuerdo menos de la segunda parte que de la primera. Tendré que releerla. hace muchos años también leí el falso Quijote de Avellaneda, y válame el cielo que no me acuerdo de nada. Otra cosa que tendré que recapturar. No sé si voy a tener vida para tanto.
ResponderEliminar