Mónica Gutiérrez
Editorial Roca, 2016
Kate vive en un edificio antiguo como su propia tristeza y hace tanto tiempo que se ha dejado llevar por la rutina que ya no recuerda el sentido de los pequeños detalles, la aventura escondida en las sorprendentes pistas cotidianas. Un extraño jardín y una emisora de radio colgada del cielo en una buhardilla de madera constituyen su refugio para ese otoño. Y, sin embargo, aunque en la pequeña ciudad de Coleridge todos ignoren las advertencias de un excéntrico meteorólogo, el tiempo está a punto de cambiar el noviembre de Kate de la mano de un hombre bueno con planes de venganza, un sábado de tortitas y la risa de los argonautas.
Mónica lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a seducirme con sus personajes, con sus historias, con sus palabras, con su modo de contar... Ha vuelto a descubrirme un lugar mágico, en el que refugiarme, al que escaparme. Un lugar que, pese al frío, resulta acogedor, cálido, confortante...
Porque leer a Mónica supone, una vez más, alejarse de nuestra realidad por un ratito, dejar nuestros problemas atrás, olvidarlos mientras estás enfrascada en la lectura, sonreír a la vida...
Imposible no querer a Kate, con su inocencia, con su dulzura, con su simpatía. Entrañable también Don, el personaje del que se enamora. Y si encantador es Don, más lo es su padre. Y también su hermano, aunque de cara al exterior se muestre algo gruñón. Y todos, absolutamente todos los personajes que van apareciendo a lo largo de la novela se dejan querer, hasta el jefe de Kate... Todos están descritos con tanto mimo y con tanto amor que resultan inolvidables.
Magnífica también es la ambientación de la novela. De nuevo Mónica crea un lugar ficticio que no importaría nada visitar. A pesar de esa ola de frío que inunda Coleridge. Porque es imposible no sentirse en ese bar al que acude Kate para hablar con su amigo, el barman, y donde se reúne Don con sus amigos; imposible no sentir ese olor a café y a tortitas recién hechas en la casa de Don; imposible no sentir la magia de la radio cuando Kate está emitiendo su programa...
En definitiva, una lectura cálida, que te acoge, que te acuna, que te va envolviendo entre sus palabras y te hace sentir feliz mientras la lees. Y cuando la terminas, sabes que un día volverás a encontrarte con Kate. Quizás para el próximo noviembre.