La caída de los gigantes de Ken Follet

La caída de los gigantes sumerge al lector en una historia cargada de épica. Ésta primera novela, que forma parte de una trilogía, sigue los destinos de cinco familias diferentes a lo largo y ancho del mundo. Desde América a Alemania, Rusia, Inglaterra y Gales, Follet sigue la evolución de sus personajes a través de la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y las primeras luchas por los derechos de la mujer. Como siempre, Follet pone un especial interés por su tierra natal, Gales, al comenzar con la historia de Billy Williams, un sencillo minero; en América encontramos a Gus Dewar, un estudiante de derecho con el corazón partido por un desengaño amoroso. En Rusia, dos hermanos huérfanos, Grigori y Lev se ven en medio de una revolución que trastoca sus vidas y acaba por separar sus caminos. Como nudo entre las historias encontramos a la hermana de Williams, quien trabaja en Inglaterra como ama de llaves de Lady Fitzherbert, enamorada de un espía alemán, Walter von Ulrich. Poco a poco estos personajes irán encontrándose a medida que la inmensa maquinaria creada por Follet avance, tan deprisa y violenta como el principio del siglo XX en el que se ven inmersos.

Una de las razones que tuve para leer este libro fue el período que abarcaba, que de la Primera Guerra Mundial he leído muy poco. Y otra razón también era las buenas reseñas que de este libro he estado leyendo. Y aunque Follet no sea santo de mi devoción, me apetecía volver a darle una oportunidad. Así que mejor libro para dársela no iba a encontrar. Y he de decir que con este libro me he reconciliado con su autor, aunque sigue haciendo uso, aunque un poquito menos, de los mismos elementos que no me gustaron antes. Sus personajes siguen siendo un tanto planos, aquí quizás menos, pero para todo lo que sufren, para todo lo que pasan, no parecen cambiar mucho. Sus personalidades están muy definidas desde el principio y además también podemos ver claramente a quien van dirigidas las simpatías de Follet. Lo que sí tengo que decir a favor del autor con respecto a los personajes es que ha conseguido guardar el perfecto equilibrio entre todos ellos. No les da más protagonismo a unos que a otros e incluso las tramas son igual de interesantes. Pero que las historias sean interesantes, no quiere decir que no sean previsibles. En este caso, para mi gusto, vuelve a errar el autor. Con respecto a las historias personales de cada protagonista, no consigue ponerme ese puntito de tensión, no consigue hacerme sentir preocupación por el futuro de cada uno de ellos. Se adivina lo que va a pasar ( o será, que George R. R. Martin me tiene mal acostumbrada). 

Y a pesar de todos esos peros, la novela me ha gustado. Follet ha sabido plasmar en su novela una época realmente difícil. No se limita a describirnos el sinsentido de esa Primera Guerra. Una guerra que debido a los antojos de cada gobierno y a las ineptitudes y cabezonerías de los mandos militares, causó millones de muertes...

También nos hace asistir a los inicios de la revolución rusa. Y de este momento de la historia, he aprendido mucho con Follet. Desconocía la labor que desempeñaron los alemanes en el regreso de Lenin a Rusia. Los comienzos de esta revolución están perfectamente narrados. Las esperanzas de uno de los protagonista, Lev, es este nuevo sistema. Un sistema que, al final de la novela, empieza a defraudarle, porque no es tan perfecto ni tan ideal como él se esperaba. La libertad empieza a verse puesta en peligro. Le han arrebatado el poder a la monarquía, pero... ¿Quién tiene el poder ahora? 

Son los tiempos en los que la mujer empieza a desempeñar otro papel en la sociedad. El hombre está en la guerra, así que se tendrá que acudir a la mano de obra femenina, asumiendo la mujer trabajos que hasta ese momento sólo eran ejecutados por el hombre, pero sin los mismos derechos y por supuesto, sin las mismas remuneraciones. Pero empezarán a luchar poque esto cambie, porque esta desigualdad desaparezca. Lo tienen difícil, pero ahí están, luchando porque su voz empiece a contar. Y veremos los primeros triunfos, cuando las mujeres, aunque no todas aún, podrán ejercer su derecho al voto. Es el principio.

En definitiva, nos encontramos con un buen libro, muy bien documentado, muy bien desarrollado a pesar de su extensión, donde el autor nos hace ver la dureza de esos años de la Gran Guerra. Follet demuestra que sabe mezclar a la perfección historia con ficción y nos muestra no sólo los años de la guerra. Nos muestra sus consecuencias después. Y es que después de una guerra tan brutal... ¿alguien se puede considerar ganador después de tantas vidas perdidas, tantas vidas destrozadas...? Un libro recomendable para los que aún no lo hayan leído.