La víspera de casi todo
Víctor del Árbol
Destino, 2016
Germinal Ibarra es un policía desencantado al que persiguen los rumores y su propia conciencia. Hace tres años que decidió arrastrar su melancolía hasta una comisaría de La Coruña, donde pidió el traslado después de que la resolución del sonado caso del asesinato de la pequeña Amanda lo convirtiera en el héroe que él nunca quiso ni sintió ser. Pero el refugio y anonimato que Germinal creía haber conseguido queda truncado cuando una noche lo reclama una mujer ingresada en el hospital con contusiones que muestran una gran violencia.
Una misteriosa mujer llamada Paola que intenta huir de sus propios fantasmas ha aparecido hace tres meses en el lugar más recóndito de la costa gallega. Allí se instala como huésped en casa de Dolores, de alma sensible y torturada, que acaba acogiéndola sin demasiadas preguntas y la introduce en el círculo que alivia su soledad.
El cruce de estas dos historias en el tiempo se convierte en un mar con dos barcos en rumbo de colisión que irán avanzando sin escapatoria posible.
La víspera de casi todo, como todas las novelas de Víctor del Árbol, te deja tocada, herida, dolida... Sus personajes, de nuevo, tienen un pasado doloroso, un pasado del que se arrepienten, un pasado que no les deja vivir... Incapaces de olvidar, incapaces de dejar ese pasado atrás, no viven. Se arrastran por la vida, sin más ilusiones, sin más esperanzas, sin más motivaciones. Se sumergen en un infierno del que no pueden escapar, del que no se creen merecedores de salir. Y aunque intentar huir de ese pasado que les esclaviza, éste no les deja.
"Algún día vas a tener que aprender a morirte de verdad y no a medias… -¿Y por qué no podemos aprender a vivir?... -Porque para eso hay que tener narices."
El dolor es el gran protagonista. Es el sentimiento que acompaña a cada personaje. Es lo que transmite de forma magistral el autor a través de sus palabras. Palabras que convierte en pura poesía. Palabras que son un maravilloso deleite leerlas. Pese a la dureza de los temas que trata, pese a tanto odio, tanto rencor, tanta tristeza, tanta sed de venganza...
"Hay algo bondadoso en las personas que duermen. Tanto da que sean asesinos, torturadores, soldados, viejos o niños. El sueño y su inconsciencia les aleja de su mundo cotidiano y eso los reconcilia con una humanidad primigenia. Cuando dormimos, todos somos inocentes."
Y suelto todo esto, añadiendo que no es la novela más intensa de Víctor del Árbol. Tampoco es su historia más redonda. Algunas situaciones me han resultado un tanto forzadas. Demasiadas casualidades, demasiadas coincidencias. Y pocas sorpresas. La trama, en esta ocasión, se vuelve más previsible.
"Los muertos saben necesariamente cosas que los vivos ignoran. Lástima que los muertos sean mudos y los vivos sean sordos."
Y estos peros no me han impedido disfrutar de esta novela. Porque el autor sabe transmitir como nadie el alma de sus personajes, el alma de sus historias. Porque es difícil resistirse a su forma de contar. Un auténtico maestro de las palabras.
"Vivía para no morir; no porque amase la vida, sino porque la muerte lo aterraba."