Quien pierde paga
Stephen King
Trad. Carlos Milla Soler
Plaza & Janés, 2016
«Despierta, genio».
Así comienza la
fascinante nueva novela de Stephen King sobre un lector fanático. El
genio es John Rothstein, un autor de culto, creador del personaje de
Jimmy Gold. Morris Bellamy está fuera de sí, no solo porque Rothstein
haya dejado de escribir, sino también porque considera que el
inconformista Jimmy Gold se ha vendido para dedicarse a la publicidad.
Morris decide matar a Rothstein y vacía su caja fuerte para llevarse no
solo todo el dinero sino además el verdadero tesoro: los cuadernos de
notas de otra novela protagonizada por Jimmy Gold.
Morris lo
esconde todo y al día siguiente acaba en la cárcel por otro crimen
terrorífico. Décadas más tarde un chico llamado Pete Saubers encuentra
el tesoro y ahora son él y su familia a quienes han de salvar Bill
Hodges, Holly Gibney y Jerome Robinson del vengativo y trastornado
Morris cuando salga de la cárcel tras treinta y cinco años encerrado.
Quien pierde paga es la segunda novela de la trilogía iniciada por Mr. Mercedes. Para mi gusto no ha llegado a estar a la altura de la primera, sobre todo, porque en esta novela pierden mucho el protagonismo Hodges, Jerome y Holly, los absolutos protagonistas de la anterior novela y quienes tienen ya ganado nuestro cariño. Incluso creo que esta novela hubiera funcionado mejor si hubiera sido independiente, ya que a la historia personal de estos tres personajes, poco aporta.
Pero incluso sin ser lo mejor de King, es un libro que he devorado de principio a fin. Yo creo que este hombre me da su lista de la compra y la devoro igualmente. No sé cómo lo hace, pero me ha mantenido en tensión desde la primera página. Y mira que tarda realmente en empezar la acción. Porque la introducción es larga. Porque le hace falta explicar detalladamente qué sucede anteriormente para ponerte en situación. Y lo alarga... ¿Innecesariamente? Habrá quienes opinen que sí, pero en mi caso, ha conseguido con esa presentación crear un ambiente más opresivo, más hostil, con una tensión que crece página tras página. Porque sabes a dónde va a conducir todo, que no hay manera de evitarlo, pero King te lo cuenta tan a a cuenta gotas que la tensión y la sensación de peligro va creciendo irremediablemente. Y aunque te imaginas el final, tus uñas peligran, porque sabes que ese momento de peligro para el protagonista va a llegar y que no hay manera de evitarlo.
Fin de guardia
Stephen King
Trad. Carlos Milla Soler
Plaza & Janés, 2017
Al detective retirado Hodges, que dirige una agencia de investigación
privada con Holly, le diagnostican un cáncer de páncreas: le quedan
meses de vida. En ese momento Hodges investiga una serie de suicidios
recientes con un punto en común: todos los fallecidos tuvieron relación
con Brady Hartsfield, el tristemente famoso Mercedes, que hace años planeó volar una sala de conciertos de rock llena de adolescentes.
Hodges
y Holly dejaron al asesino en estado vegetativo del que no se ha
recuperado. Sin embargo, el médico del hospital ha estado suministrando
a Brady drogas experimentales que han supuesto que adquiera nuevos
poderes, incluida la capacidad de mover objetos pequeños con la mente y
de entrar en los cuerpos de ciertas personas vulnerables a su control.
Desde su cama Brady ha ideado una aplicación del videojuego Zappit. En
cuanto tiene al usuario bajo control, usa la aplicación para dominar su
mente y arrastrarlo al suicidio. Sus objetivos son los mismos
adolescentes que escaparon de la muerte, pero en realidad quiere atraer
a Hodges al juego y vengarse. No sabe que está a punto de morir.
Si en
Quien pierde paga King retomaba el tema del lector obsesionado con su escritor favorito (como en la grandísima
Misery), en
Fin de guardia utiliza otro tema que ya ha abordado en su obra, como es el de la telequinesia. (
Carrie). Y lo hace recuperando la figura de Brady Hartsfield, el malo malísimo de la primera parte. Hodges cree que Brady es quien está detrás de todos los suicidios que se están cometiendo, pero está en el hospital en estado casi vegetal. ¿Cómo lo está haciendo? Y, ¿cómo va a conseguir que lo crean?
Lo mejor de esta novela es encontrarnos de nuevo con el trío formado por Hodges, Jerome y Holly de principio a fin. Aunque la sombra de la grave enfermedad de Hodges planea a lo largo de toda la novela y sabemos que pronto este trío se romperá. Y destaca también el personaje de Brady, con esos nuevos poderes mentales que lo hacen aún más peligroso. Aunque la trama flojea en algunos instantes y pierde ritmo en algunos momentos, con escenas innecesarias, el libro se deja leer bastante bien, sobre todo gracias a la presencia de Brady, con su insaciable sed de venganza. No llega a la calidad de Mr. Mercedes pero se le acerca. Y es imprescindible si quieres saber cómo termina esta historia.
En definitiva, no son los dos mejores libros de Stephen King, pero es que a este autor se le exige mucho. En manos de otro autor, esta trilogía hubiera sorprendido, pero en sus manos se queda en un bien alto. Quizás las prisas por publicar que tiene en estos últimos años le está haciendo daño.