Amy Tan
Editorial Planeta, 2014
La espera ha valido la pena. Amy Tan, aclamada autora de El Club de la Buena Estrella, regresa con una maravillosa novela de madres e hijas, logros y pérdidas, secretos y deseos. 1912, Shanghái. Violeta es la hija adolescente de Lulú, una estadounidense propietaria de la mejor casa de cortesanas de la ciudad. Siempre a caballo entre dos mundos, y viendo cómo Lulú evita hablar del pasado, Violeta no acaba de encontrar su lugar, y está convencida de que su madre no la quiere. Pero antes de que puedan arreglar sus diferencias ambas serán víctimas de un engaño que las separará, llevando a Lulú de vuelta a San Francisco y convirtiendo a Violeta en cortesana. Años después, y como si el destino fuera una condena a la que no pueden escapar, Violeta sufrirá también los reveses de la suerte, y se dará cuenta de que su única oportunidad de encontrar la felicidad pasa por enfrentarse al pasado, compartir sus secretos y profundizar en la compleja relación entre madres e hijas.
De nuevo Amy Tan trata un tema que suele bordar en todas sus novelas: las difíciles relaciones entre una hija y su madre. La falta de comunicación hace que cada vez se vayan alejando más la una de la otra. El no hablar en el momento adecuado, el no revelar cada una sus sentimientos en el momento oportuno, condicionarán y mucho sus vidas.
Queda claro que esta novela es una novela de mujeres. Sobresale Violeta, que es la gran protagonista en gran parte de libro, acompañada de su inseparable Calabaza. Destaca también la madre de Violeta, Lulú, a quien conoceremos sobre todo en la parte final de la novela. Ellas son personajes que están perfectamente retratados, perfectamente descritos. Son personajes a los que vemos crecer, a los que vemos luchar, a los que vemos sufrir... Aunque en determinados momentos no comprendamos sus actos. Aunque en determinados momentos no estemos de acuerdo con lo que hacen.
Y la desgracia parece acompañar a todas estas mujeres en todos los momentos de su vida. Quizás en algún momento me ha parecido que ya eran demasiadas. Y ha hecho que desconecte un poco mientras iba leyendo. Me costaba creer que tantas desgracias pudieran acontecer una tras otra.
Uno de los aspectos más positivos de esta novela es su ambientación. La autora ha hecho una buenísima labor de documentación y ha sabido plasmarla muy bien en la novela. Nos hace ver cómo era la vida en Shanghái a principios del siglo XX. Sobre todo cómo era la vida en las casas de cortesanas y cómo era la vida de estas muchachas. Una de las partes que más me ha gustado ha sido cuando Calabaza instruía a Violeta para convertirse en una gran cortesana. Cuántos detalles tenían que cuidar, cuánto tenían que sufrir si querían destacar... Y qué duro era su destino si no lo conseguían...
Una de las cosas que no me ha convencido de esta novela es su estructura. No me ha gustado como la autora ha unido las historias de Violeta y Lulú. Me ha parecido encontrarme con dos libros, cada uno de ellos con su inicio, planteamiento y desenlace. Y no hay equilibrio entre ellos. La historia de Violeta ocupa gran parte de la novela. Y cuando más enganchada estamos a ella, la autora la deja estar para contarnos la historia de Lulú. Y en ese momento, aunque luego nos enganchemos también a esta historia, sinceramente, no tenía ganas de saber de este personaje. Quería seguir con Violeta...
Y a pesar de este pero, me ha gustado esta novela. Una vez que empiezas, resulta imposible ya soltar este libro sin querer saber cómo termina esta historia. Una historia llena de emociones, de sentimientos, de sufrimientos... Una historia que en muchas ocasiones nos duele... Y mucho...