La restauradora
Amanda Stevens
Trad: María Angulo
Editorial Roca, 2014
A través de él también supo las reglas que todo médium debe respetar para poder serlo y llevar una vida tranquila: no alejarse de los campos santos; ignorar la presencia de fantasmas a su alrededor, aunque quieran hacerse presentes; no relacionarse con personas a las que los espíritus acechan.Amelia se dedica a restaurar cementerios de valor histórico artístico y con ello cumple con una de las reglas que su padre le impuso en su momento también consigue llevarlas a rajatabla. Esto es, hasta que todo cambia.Un asesinato en uno de los cementerios en los que está trabajando la pone en contacto con un detective acechado. Y hay algo que la empuja a estar cerca de él, a pesar del peligro al que casi de inmediato se ve sometida. Los fantasmas del detective empezarán a amenazarla y ella deberá elegir entre sus sentimientos y su propia seguridad?
Voy a hacer una confesión. En su momento estuve totalmente enganchada tanto a Entre fantasmas como a Medium. Esto de poner un fantasma en tu vida como si fuera algo normal, siempre me ha atraído. Así que cuando salió este libro hace ya unos cuantos años, me atrajo de forma inmediata. Pero lo coloqué en la estantería y ahí se ha quedado el pobre hasta ahora... Esto nos pasa mucho, ¿verdad?
¿Y qué me he encontrado en este libro? Pues más o menos lo que prometía, aunque sí me ha sorprendido su protagonista. Esperaba encontrarme a un personaje más parecido a las series antes citadas, pero aquí, Amelia, aunque ve fantasmas desde niña, procura en todo momento no interaccionar con ellos, siguiendo los consejos de su padre. Mejor que ambos mundos sigan separados... Pero, ¿podrá lograr esto Amelia siempre?
Como el libro está narrado en primera persona por Amelia, la conocemos directamente. Y se nos revela ante nosotros como una persona normal, salvo por esa cualidad tan particular. ¿Es valiente? Sí, es valiente, pero porque se enfrenta a sus miedos, que son muchos. Porque que vea fantasmas desde niña, no significa que no sienta miedo ante ellos. Que haya elegido trabajar en cementerios, no significa que no sienta temor al mínimo ruido. Pero va. Aunque se haya cometido un asesinato en él. Porque es su trabajo. Y porque, en parte, también quiere conocer la verdad.
Pero también hay otros personajes en esta novela, todos bien descritos. Entre todos destaca el inspector Devlin. Sí, parece que habrá algo más que una relación profesional entre ellos. Pero en este tema insiste la autora lo justo y necesario. No hay excesivo romanticismo ni ñoñería. Y Devlin también tiene sus secretos. Algo se nos revela de su pasado en este libro, pero parece que aún queda algo más. Algo que se guardará la autora para las siguientes entregas.
Pero el gran acierto de esta novela es su ambientación, sobre todo cuando la escena se desarrolla en el cementerio. Son muchos los detalles en los que se detiene. Detalles que tienen importancia en el desarrollo de la trama: el significado de muchos de los símbolos y grabados que se colocan en una tumba, los secretos que algunos epitafios guardan, la orientación de las tumbas...
La trama está bien desarrollada, con el suficiente ritmo y tensión para que el libro dure poquito en nuestras manos. Con continuos avances en la investigación y continuos giros, la lectura se hace muy amena. Nuestras sospechas van de unos personajes a otros, porque todos parecen tener motivos para haber cometido el asesinato. Y sí, se revela la identidad del asesino al final. Pero hay otras partes de la trama que se quedan abiertas y que son lo suficientemente interesantes para querer leer la segunda parte. Te quedas con ganas de reencontrarte con Amelia y Devlin y saber más de ellos y de sus vidas, que tantos secretos guardan.
No es perfecta La restauradora, pero el cometido de entretener, en mi caso, lo ha cumplido con creces. Asesinatos, secretos, fantasmas... Muchos ingredientes que suelen gustarme, así que no creo que tarde en leer la segunda entrega... ¿O si...? Bueno, no sé cuándo, pero la leeré seguro.