Amor no correspondido
Barbara Pym
Trad. Irene Oliva Luque
Gatopardo, 2017 (1961)
Dulcie Mainwaring, la heroína de este libro, es una de esas «mujeres
excelentes», aparentemente desinteresadas, que siempre está; ayudando a
los demás pero no es capaz de cuidar de sí; misma, especialmente por lo
que concierne al terreno amoroso. En 'Amor no correspondido', una novela
a la altura de las mejores comedias inglesas, Pym, con su
característico sarcasmo y sentido del humor, nos presenta un delicado
enredo amoroso, colmado de sueños incumplidos y secretos ocultos.
Amor no correspondido ha sido mi estreno con Barbara Pym. Y no va a ser la única novela que lea suya, porque me ha conquistado por completo.
Me ha conquistado con sus personajes femeninos, que son los absolutos protagonistas de esta novela. Son tres los personajes más destacables y a través de ellos la autora consigue plasmar cómo era la vida de la mujer en la Inglaterra de mediados del siglo XX.
Y entre los tres sobresale Dulcie, una mujer que, pese al desengaño amoroso que acaba de sufrir, piensa más en los demás que en sí misma. Incapaz de decir no a nadie, ayuda a todo el mundo. Y no está dispuesta a llorar después de que su prometido la haya abandonado. Ella está dispuesta a aprovechar todas las oportunidades que le da la vida. Y sí, hay pensamientos y actos suyos que no he compartido en muchos momentos, que muchas veces se pasa de cotilla y se obsesiona mucho. Pero es un encanto y es imposible no cogerle cariño.
Por otro lado tenemos a Viola, un personaje mucho más directo que Dulcie. A veces incluso peca de borde. Y un poquito egoísta, que parece al principio sólo pensar en sí misma. Pero termina haciendo muy buena pareja con Dulcie y al final consigues también encariñarte con ella.
Y por último tenemos a la sobrina de Dulcie, Laurel. Ella es el personaje más joven en toda la novela. Ella es el reflejo de que los tiempos están cambiando. Ella es más libre, más independiente... Pero al final también podemos observar que es difícil de quitar los pensamientos antiguos, ya que para ella tanto Dulcie como Viola son unas solteronas. Y tan mayores no son aún. Pese a que se ha avanzado, el matrimonio parece ser el fin que tiene que perseguir siempre la mujer. Y si no te casas pronto, parece que ya es una meta imposible.
Entre los personajes masculinos destaca el de Ailwyn Formes, la obsesión de Dulcie. Y también de Viola, que algo tuvo con él. Recién divorciado, cincuentón, pero que conserva aún mucho atractivo, presumido, mujeriego... Sinceramente, no sé que le ven a este personaje, pero en torno a él gira gran parte de la historia, con numerosos enredos y situaciones absurdas que nos van a a arrancar más de una sonrisa.
Y no voy a contar mucho más de esta historia, porque sería quitarle su gracia. Solo añadir que esta autora me ha ganado con la ironía y el sarcasmo que emplea en muchas ocasiones a lo largo de la novela. Con ese fiel retrato que hace de esa sociedad en la que le tocó vivir y que fue la época de los grandes cambios, sobre todo para la mujer. Con esa crítica sutil que se percibe a lo largo de toda la novela. Una historia sencilla, en la que te vas sumergiendo poco a poco, y de la que, cuando te das cuenta de que te quedan pocas páginas, empiezas a estirarla porque no quieres despedirte de sus personajes.