El pobre Goriot
Honoré de Balzac
Traducido por María Teresa Gallego
Alba, 2011
París, 1817. En una pensión «de clase media», regentada con economía por una viuda, coinciden los desechos de la sociedad parisina y los jóvenes que sueñan con entrar en ella. En el último piso, el más barato, viven puerta por puerta un anciano que amasó una fortuna fabricando fideos y que, habiendo casado espléndidamente a sus hijas, ahora es menospreciado por ellas, y un estudiante de provincias que apenas tiene para unos guantes amarillos con los que triunfar en un baile. Un tercer huésped, el misterioso Vautrin, que detecta la ambición del estudiante, le propone un tortuoso crimen que podría enriquecerlo de la noche a la mañana.
El principal protagonista de esta obra es, pese al título, un joven, galante y ambicioso, que llega a París para estudiar Derecho, Eugène de Rastignac. Gracias al sacrificio de su familia ha podido trasladarse hasta la capital, para formarse un futuro. Allí se hospedará en una pensión "de clase media", como ya señala la propia sinopsis de la novela. En esta pensión nos encontraremos con huéspedes de diferentes estratos sociales dentro de esta clase media, y esto se va a aprecia en la asignación de las habitaciones, que se determinará según lo que el cliente pueda pagar. Así, veremos como Goriot irá recorriendo diferentes habitaciones a medida que su pobreza vaya creciendo, hasta terminar en la peor habitación de todas.
Antes de detenerme en Goriot, tengo que destacar el personaje de Vautrin, uno de los "villanos" de esta historia. Un personaje misterioso, del que poco se sabe. Astuto, inteligente, sabrá detectar la ambición y la inocencia de Eugène e intentará utilizarlo en su propio beneficio. Un personaje capaz de todo por conseguir dinero, por ostentar poder.
Y ahora sí voy a empezar a hablar de Goriot, un personaje por el que he sentido una lástima infinita. Él es un anciano viudo que amasó una gran fortuna gracias a su fábrica de fideos, pero que vive ahora en la más completa ruina. Y todo a causa del desmesurado egoísmo de sus dos hijas, a las que quiere de forma excesiva y se ve incapaz de negarles nada. Es un hombre honesto, íntegro, generoso, que lo ha dado todo por sus hijas, que todo lo que hace, lo hace pensando en la felicidad de sus hijas, aunque sea algo imposible. Y a cambio sólo recibe ingratitud y el más absoluto desprecio.
Eugène tendrá la oportunidad de conocer a una de sus hijas y a través de ella conocerá el París del lujo, de la opulencia, del placer. El París al que él ansía pertenecer. Pero será testigo de las consecuencias de ese lujo desenfrenado, de ese mundo tan hipócrita que gasta lo que no tiene por el mero afán de aparentar. Y se dará cuenta de que tiene que elegir. ¿Realmente querrá pertenecer a él? Ve a Goriot, que un día perteneció a ese mundo, gracias a su esfuerzo, a su trabajo duro y honrado, hundido ahora en la más absoluta miseria... Despreciado por ese mundo que lo único que sabe es aprovecharse de él. Y por otro lado, tenemos a Vautrin, quien le ofrece la posibilidad de pertenecer a ese mundo por un método más fácil, pero menos íntegro, menos honrado... Pero, ¿realmente merece la pena?
Maravillosa esta novela de Balzac, que engancha desde la primera página. No podemos evitar sentir verdadera pena por Goriot, quien se gana nuestro cariño por ese amor desmesurado que siente por sus hijas. Hijas a las que deseamos en algún momento gritarles enfadadas por el desprecio continuo hacia su padre. Increíble el modo en que el autor refleja la sociedad parisina, tanto la del pobre, quien tiene que luchar todos los días por un plato de comida como la del rico, con su vida frívola, llena de lujos y placeres, sin importar la miseria que hay a su alrededor, sin importarles que ese lujo lo paguen otros. Una novela absolutamente imprescindible.