El unicornio de Iris Murdoch

El unicornio
Iris Murdoch
Traducción de Jon Bilbao
Editorial Impedimenta, 2014

Una historia que combina con magistral eficacia la intensidad de la novela gótica y la fascinación del cuento de hadas. Una novela impresionante en la que Iris Murdoch explora las fantasías e indecisiones que gobiernan a todos aquellos que han sido condenados a una entrega apasionada, aunque sin esperanza.

Cuando Marian Taylor acepta un empleo de institutriz en el castillo de Gaze y llega a ese remoto lugar situado en medio de un paisaje terriblemente hermoso y desolado, no imagina que allí encontrará un mundo en que el misterio y lo sobrenatural parecen precipitar una atmósfera de catástrofe que envuelve la extraña mansión, y nimba con una luz de irrealidad las figuras del drama que en ella se está representando. Hannah, una criatura pura y fascinante, es el personaje principal de ese pequeño círculo de familiares y sirvientes que se mueven en torno a ella como guiados hacia un desenlace imprevisible. Pero Marian no puede saber si ese divino ser es en realidad una víctima inocente o si estará expiando algún antiguo crimen.

El unicornio es una novela rara, compleja, un tanto ambigua... Y que me ha atrapado totalmente. Me ha resultado imposible no sucumbir a esa atmósfera hostil, sofocante, incluso cargante que tan bien ha plasmado Iris Murdoch. Imposible no sentir su influencia, como si fueras un personaje más de esta novela.

Las primeras páginas nos engañan. Parece que nos vamos a encontrar con la típica novela victoriana. Aparece Marian Taylor, una joven que ha sido contratada como institutriz, bajando del tren, sola. Nadie más hay en la estación hasta que por fin aparece alguien a recogerla. Durante el camino a casa el paisaje que descubre se le revela estéril, desolado, violento... Ni siquiera la playa presenta un aspecto apacible, sereno. Resulta imposible bañarse en sus aguas. 

A su llegada a la gran casa, le sorprende la ausencia de niños. Si ha sido contratada como institutriz, ¿dónde están los niños a los que tiene que enseñar, a los que tiene que cuidar? Pero pronto descubre que su función será de acompañar a Hannah, una mujer más o menos de su edad. No sale de casa nunca y pronto Marian descubrirá los motivos. Años atrás parece que intentó asesinar a su marido, y éste, que permanece ausente durante toda la novela, exige su encierro. Y Hannah lo cumple sin rechistar, quizás pensando que con este sacrificio redime sus culpas. 

"La culpabilidad mantiene a las personas prisioneras en sí misma."

 La ausencia del marido durante toda la novela me ha recordado a Rebeca (otra vez... Me parece que este libro me llama nuevamente...). No aparece en ningún momento pero su voluntad siempre es cumplida, sus decisiones, aceptadas. Ningún personaje parece tener poder suficiente para escapar de las normas que él ha impuesto. Sólo su nombre despierta miedo en los personajes que le conocen...

Todos los personajes que aparecen en esta novela se comportan de forma poco coherente, de forma ambigua. No entendemos sus actos ni sus razones. Parecen vivir bajo la influencia de Hannah. Sin ella, sus vidas parecen no tener sentido. Y todo esto contribuye aún más a que la atmósfera cada vez sea más densa, más opresiva. Ni la propia Marian parece poder escapar de esta influencia y empieza a comportarse de forma bastante extraña. Solo hay un momento en que  parece que pueden escapar de su influjo y empiezan a actuar de forma independiente. Pero será un espejismo. Poco durará este momento y pronto volverán todos a vivir su vida en torno a Hannah. 

Como he señalado al principio, una novela extraña, pero que me ha resultado imposible de soltar. Aunque no he llegado a entender el comportamiento ambiguo de sus personajes, he necesitado llegar al final y ver cómo terminaba esta historia que poco a poco se va convirtiendo en una tragedia ante nuestros ojos. Y durante el camino he disfrutado  de las brillantes descripciones que nos regala la autora del paisaje desolador en el que se desarrolla la novela. Un paisaje que se convierte en un protagonista más. También he disfrutado con las magníficas descripciones psicológicas que nos ofrece de cada personaje. Sobre todo en el caso de Marian, que es el personaje que vemos crecer y cambiar a lo largo de la novela. Y si además viene acompañado de una prosa exquisita, sobria, bellísima... Leer a Iris Murdoch se ha convertido en un auténtico placer.