Capítulo LI
El cabrero que aparece en las últimas líneas del anterior capítulo cuenta la historia que prometió. Una historia en la que de nuevo aparece una dama hermosísima, Leandra. Una dama que nos recuerda mucho a Marcela, aunque tiene una diferencia fundamental con ésta, su carácter. Si Marcela es una mujer más decidida, que sabe bien lo que quiere, orgullosa; Leandra se revela como una mujer de débil carácter, que se enamora pérdidamente y no es capaz de decir que no al joven Vicente, quien se presenta como gran poeta y mejor soldado... Y claro, no era trigo limpio Vicente. Que se lleva todo lo que ella tiene, y la abandona, dejándole intacta, eso sí, su honra. La única opción del padre cuando la encuentre será ingresarla en un convento.
No quedamos muy bien las mujeres en esta obra cervantina...Yo sigo otro camino más fácil, y a mi parecer el más acertado, que es decir mal de la ligereza de las mujeres, de su inconstancia, de su doble trato, de sus promesas muertas, de su fe rompida, y, finalmente, del poco discurso que tienen en saber colocar sus pensamientos e intenciones que tienen.» Y ésta fue la ocasión, señores, de las palabras y razones que dije a esta cabra cuando aquí llegué; que por ser hembra la tengo en poco, aunque es la mejor de todo mi apero.
Capítulo LII
Se enfrentará don Quijote al cabrero cuando éste se dé cuenta de que el caballero no está bien de la cabeza y así lo diga en voz alta. Y se enfrentará también a unos diciplinantes que pasaban cerca que llevaban una imagen de la Virgen María cubierta. Pensará don Quijote que llevaban a una dama raptada y no dudará en querer salvarla. Pero no saldrá bien parado nuevamente de esta aventura. Y terminará volviendo a su casa bastante malherido el pobre.
Me ha gustado mucho la conversación entre Sancho y su mujer. En ésta se observa bastante bien la quijotización que está sufriendo Sancho, que contrasta con el realismo que demuestra su mujer.
Me ha gustado mucho la conversación entre Sancho y su mujer. En ésta se observa bastante bien la quijotización que está sufriendo Sancho, que contrasta con el realismo que demuestra su mujer.
-Gracias sean dadas a Dios -replicó ella-, que tanto bien me ha hecho; pero contadme agora, amigo: ¿qué bien habéis sacado de vuestras escuderías?, ¿qué saboyana me traes a mí?, ¿qué zapaticos a vuestros hijos?
-No traigo nada deso -dijo Sancho-, mujer mía, aunque traigo otras cosas de más momento y consideración.
-Deso recibo yo mucho gusto -respondió la mujer-; mostradme esas cosas de más consideración y más momento, amigo mío, que las quiero ver, para que se me alegre este corazón, que tan triste y descontento ha estado en todos los siglos de vuestra ausencia.
-En casa os las mostraré, mujer -dijo Panza-, y por agora estad contenta, que, siendo Dios servido de que otra vez salgamos en viaje a buscar aventuras, vos me veréis presto conde o gobernador de una ínsula, y no de las de por ahí, sino la mejor que pueda hallarse.
-Quiéralo así el cielo, marido mío; que bien lo habemos menester. Mas, decidme: ¿qué es eso de ínsulas, que no lo entiendo?
-No es la miel para la boca del asno -respondió Sancho-; a su tiempo lo verás, mujer, y aun te admirarás de oírte llamar Señoría de todos tus vasallos.
-¿Qué es lo que decís, Sancho, de señorías, ínsulas y vasallos? -respondió Juana Panza, que así se llamaba la mujer de Sancho, aunque no eran parientes, sino porque se usa en la Mancha tomar las mujeres el apellido de sus maridos.
-No te acucies, Juana, por saber todo esto tan apriesa; basta que te digo verdad, y cose la boca. Sólo te sabré decir, así de paso, que no hay cosa más gustosa en el mundo que ser un hombre honrado escudero de un caballero andante buscador de aventuras. Bien es verdad que las más que se hallan no salen tan a gusto como el hombre querría, porque de ciento que se encuentran, las noventa y nueve suelen salir aviesas y torcidas. Sélo yo de expiriencia, porque de algunas he salido manteado, y de otras molido; pero, con todo eso, es linda cosa esperar los sucesos atravesando montes, escudriñando selvas, pisando peñas, visitando castillos, alojando en ventas a toda discreción, sin pagar, ofrecido sea al diablo, el maravedí.
Se acabo!
ResponderEliminar¿Lo habéis terminado? Estos últimos capítulos he estado un poco ausente. Besos.
ResponderEliminarparece que lo conseguisteis, por poco jeje, espero que lo hayas disfrutado chao
ResponderEliminarFin de la primera parte !!
ResponderEliminarBesos.
Quijotización de Sancho, sanchificación del Quijote, es hasta triste y en cierta manera busca un punto medio el momento o ca´pitulos culmen de la novela. Un beso, Margari :)
ResponderEliminarLo de la quijotización de Sancho me gusta. Me gusta que lo comentes, además, porque también lo he comentado (humildemente) a mis alumnos. Cada día más impresionado gratamente con lo que haces en este blog por el Quijote.
ResponderEliminarGracias y feliz 2015.
Felices lecturas.