El hombre que ya no soy
Salvador Navarro
Algaida, 2017
Elisa, sevillana en la cuarentena y con dos carreras universitarias, aunque es de buena familia tiene una vida echada a perder, cree encontrar su salvación en Roberto, un alto ejecutivo de abrazos imponentes. Despojada de toda ética, se entromete en el territorio explosivo de un hombre de éxito en plena catarsis por la muerte violenta de su hermano pequeño; seduce a Fidel, amigo inseparable de su ansiado objeto del deseo, para acceder a él sin entender de las lealtades entre ellos, haciendo de cada paso un intento desesperado por dejar de ser una mujer maldita.
El hombre que ya no soy es un libro al que me he acercado por las continuas reseñas positivas que he ido leyendo en muchos blogs. Porque la sinopsis del libro no me decía mucho, sinceramente. Pensaba que esta novela iba a centrarse en Elisa y su propia historia de superación. Pero no. Ya en las reseñas advertí que esta novela era más que eso. Y una vez leída, puedo confirmar que esta novela es mucho más que una simple historia de lucha y superación.
El principio de la novela sí está protagonizado por Elisa. Y aunque en la sinopsis la califiquen de mujer maldita, no sería éste el adjetivo que yo le aplicase. Que es una mujer injustamente tratada por la vida... Sí, puede... Pero más bien me parece que se ha equivocado al elegir el camino. Y aunque lo sabe, parece no querer volver atrás. Parece no querer darse ella misma una nueva oportunidad.
Este comienzo sí me desconcertó un poco. Porque Elisa se me hizo un personaje muy atractivo del que quería saber más. Y de repente, desaparece. El autor lo deja a un lado y nos va presentando un personaje tras otro, lo cual me descolocó un poco. Pero como cada personaje iba resultando igual o más atractivo que el anterior, no me costó seguir leyendo. Porque aquí reside la fuerza de esta novela, en todos sus personajes. Todos están sólidamente caracterizados, no sólo a través de descripciones, sino también a través de muchos diálogos. Diálogos que resultan en todo momento muy naturales, nada artificiosos. Lo que hace que no te cueste nada imaginarte a estos personajes y llegar a pensar que son reales. Si tuviera que elegir solo a uno, me quedaría con Alfredo, un profesor de Filosofía en la Universidad de Sevilla. No me hubiera importado asistir a una de sus clases. O tomar un café con él en la cafetería de la facultad.
La trama de la novela gira en torno a la muerte de Tolo, que no fue accidental. Su hermano, Roberto, junto a su amigo Fidel y su tío Alfredo, intentarán averiguar quién mató a Toldo. Y para ello contarán, en ocasiones, con la ayuda de Elisa. Aunque no terminen de fiarse de ella. Y aunque tengan que salir de su entorno habitual y meterse en los bajos fondos en los que solía estar Tolo. Pero pronto descubrirán que el mayor peligro no siempre está en los bajos fondos. Que el principal enemigo puede que esté en las altas esferas.
Así que paseamos por Sevilla, por sus plazas, por sus calles, por sus bares... Pero también conoceremos esa parte de la ciudad que todas intentan esconder, pero todas tienen. Esa parte donde se mueve la droga y el dinero negro...
En definitiva, he disfrutado mucho con esta lectura. Tiene su dosis justa de intriga y acción, pero también hay crítica a esta sociedad en la que nos ha tocado vivir y certeras reflexiones sobre la vida. Y emociones, sentimientos. Porque el amor está presente en todas sus vertientes: el amor a la pareja, a un amigo, a la madre, a un hermano... Y el sacrificio. Porque todos están dispuestos a sacrificarse por alguien. Todos los actos están justificados por el amor.
Y sigo pensando que la contraportada no ayuda mucho a esta novela...