La madre de Frankenstein de Almudena Grandes

La madre de Frankenstein

Almudena Grandes

Tusquets, 2020

El apasionante relato de una mujer y un hombre que optaron por resistir en los tiempos más difíciles. La novela más intensa y emotiva del ciclo de los Episodios de una Guerra Interminable.

En 1954, el joven psiquiatra Germán Velázquez vuelve a España para trabajar en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos, al sur de Madrid. Tras salir al exilio en 1939, ha vivido quince años en Suiza, acogido por la familia del doctor Goldstein. En Ciempozuelos, Germán se reencuentra con Aurora Rodríguez Carballeira, una parricida paranoica, inteligentísima, que le fascinó a los trece años, y conoce a una auxiliar de enfermería, María Castejón, a la que doña Aurora enseñó a leer y a escribir cuando era una niña. Germán, atraído por María, no entiende el rechazo de ésta, y sospecha que su vida esconde muchos secretos. El lector descubrirá su origen modesto como nieta del jardinero del manicomio, sus años de criada en Madrid, su desdichada historia de amor, a la par que los motivos por los que Germán ha regresado a España. Almas gemelas que quieren huir de sus respectivos pasados, Germán y María quieren darse una oportunidad, pero viven en un país humillado, donde los pecados se convierten en delitos, y el puritanismo, la moral oficial, encubre todo tipo de abusos y atropellos.

Magnífica. He vuelto a encontrarme en esta novela con la mejor Almudena Grandes. En esta ocasión no me ha costado ni el principio, como suele sucederme con otras novelas de la autora. Desde la primera página me he metido de lleno en esta historia, que sobrecoge, que duele, que te atrapa y no te deja salir hasta que no llegas al punto y final. 

De forma magistral, Almudena Grandes ha sabido, una vez más, mezclar sucesos reales con ficticios, personajes reales con inventados, haciéndolos a todos tan creíbles, tan cercanos, que nos cuesta diferenciar unos de otros. Son muchos los personajes que van apareciendo, pero los protagonistas son, indiscutiblemente, sus tres narradores: el doctor Germán Velázquez, la auxiliar de enfermería María Castejón y la paciente Aurora Rodríguez Carballeira. De los tres, sólo este último es real, madre y asesina de su propia hija, Hildegart Rodríguez. Los capítulos narrados por ella estremecen, sobrecogen. Los tres personajes están perfectamente retratados, pero mi favorito ha sido la joven María, un personaje que va creciendo a medida que avanzamos en la lectura. Un personaje que se deja querer. 

Extraordinaria la labor de documentación realizada por la autora, gracias a la cual logra una ambientación perfecta, que te lleva a esa época tan dura de la posguerra. Años grises, de pobreza, de represión, de miedo. Años en los que la única ambición de una mujer era poder ser una buena esposa y madre. No tenía otra opción. Toda su vida estaba condicionada a un hombre, ya fuera su padre, su hermano o su marido. No podía decidir nada. No podía hacer nada. 

La autora consigue también plasmar a la perfección cómo era la vida en los manicomios de la época y la crueldad de sus tratamientos, de los que también eran víctimas tanto los homosexuales como cualquier enemigo del régimen, para lograr su "curación". Y también nos habla de los robos de niños, tan frecuentes en esos años. Robos en los que participaban muchos integrantes de la Iglesia... 

Y son tantos los temas y tanta la denuncia que hay en este libro...  Pero no me voy a extender más. Creo que queda claro que he disfrutado muchísimo de esta  magnífica novela de Almudena Grandes. Soberbios personajes, una ambientación logradísima y una historia perfectamente hilada, que avanza despacito pero sin pausa, haciendo que nos metamos de lleno en la novela, sintiendo cada uno de los golpes que sufren sus personajes pero también sus pequeñas alegrías.  Sé que es pronto para decirlo, pero estoy segura ya que va a estar entre mis mejores lecturas del año.