Stephen King
Traducido por María Antonia Menini Pages
Debolsillo, 2003
Durante toda su vida Cujo fue un buen perro, un San Bernardo grandote, pacífico, juguetón y amante de los niños. Realmente se trataba de un perro bueno y feliz. Feliz hasta que le sucedió algo, y el cerebro de perro de Cujo se cubrió de una de esas oscuridades que se alimentan de sangre.
Ahora, se ha convertido en un perro asesino; doblemente cruel por cuanto la gente no conoce su mutación y aún le ve en su anterior bondad. Heraldo de un pequeño apocalipsis, Cujo desencadenará sobre un pueblo modélico un huracán de pánico y de muerte.
Cuando Anabel Samani propuso esta novela para sus #Lecturasjuntoalfuego no lo dudé. Aparte de que me lo había pasado muy bien en la anterior, con Drácula, el señor King es una tentación muy grande para mí. Y soy débil, creo que ya lo sabéis...
Y Cujo me ha encantado, sobre todo porque tiene un final absolutamente desgarrador. ¡Cuánto duele! De los mejores finales del señor King que he leído. Que para mí, precisamente, es un autor con muy buenas historias pero no buenos finales. O yo soy muy exigente, a saber. Pero en esta novela no. Aquí nos regala un desenlace que nos deja con el corazón en un puño y con más de una lágrima.
El principio nos puede parecer lento y quizás nos preguntemos por qué se detiene en tantos detalles que creemos que no aportan nada a la trama. Pero sí que lo hace. El autor consigue que conozcamos a cada personaje al milímetro, que simpaticemos con ello o los odiemos. No voy a mentir, en algún momento estás deseando que algún personaje se cruce en el camino de Cujo... Son personajes absolutamente creíbles, y no nos cuesta nada meternos de lleno en la historia. Una historia que va creciendo en tensión a medida que avanza hasta llegar a las páginas finales que son absolutamente brutales.
El nombre de los nuestros
Lorenzo Silva
Destino, 2021
Edición revisada en el centenario del «Desastre de Annual» (1921-2021)
La novela épica de unos personajes condenados al heroísmo.
2.ª edición
El nombre de los nuestros es la historia de una trágica equivocación: la de la política colonial de España en el protectorado de Marruecos. La novela se inspira, advierte el autor,“en los avatares reales vividos entre junio y julio de 1921 por los soldados españoles [...] que defendían las posiciones avanzadas de Sidi Dris, Talitit y Afrau, en Marruecos”.
Dos soldados de leva, Andreu—un anarquista barcelonés—y Amador—un madrileño empleado de seguros, adscrito a la UGT—, y el sargento Molina, con la colaboración de Haddú, un singular policía indígena, protagonizan un relato en el que se describen, no ya los horrores de la guerra, sino el horror del hombre ante un destino irracionalmente impuesto por eso que llaman «razón de Estado». Ante ellos, la harka, el conjunto de tropas irregulares marroquíes que el torpe mando militar español menosprecia desde sus despachos. Un enemigo invisible en un paraje en el que aparentemente no sucede nada, pero que se prepara lúgubre e inexorablemente para la masacre.